eldiadigital.es, 2-11-15
Desde el inicio del s. XXI se han venido celebrando en la Universidad de
San Pablo en el CEU de Madrid, en el mes de Noviembre anualmente,“ unos
Congresos de Católicos y vida Publica, con participación de expertos nacionales e internacionales, sobre temas tan
amplios como los relacionados entre fe y la cultura: la educación, el trabajo,
dignidad de la persona, los derechos humanaos, lo que afecta a la política, al
bien común nacional e internacional, como las comunicaciones, la globalización
y el promover la verdad, la libertad, la justicia a escala mundial. Se tienen muy presentes las
enseñanzas del Vaticano II y la Doctrina Social de la Iglesia. Naturalmente, se
tienen cuenta la obligación de vivir la caridad y el amor fraterno. La vocación
cristiana es la caridad social y en la vida política.
Esta ha sido la enseñanza
a lo largo de los siglos y que llega a los textos importantes de Gaudiun et
Spes, tratando de llevar a la práctica las influencias de la fe cristiana en favor del bien
común. La comunidad política se funda la misma naturaleza humana, es justo que
los ciudadanos participen mediante instituciones adecuadas en asuntos comunes
que afectan al bien de los ciudadanos. La Iglesia desde su ministerio sirve a
la convivencia en verdad y justicia, sin identificarse ni vincularse con las
instituciones de la sociedad civil. Los cristianos libremente y bajo su
personal responsabilidad participan en
política a favor del bien común. (GS.
45)
De la
Exhortación apostólica “Los Fieles cristianos
laicos” de S. Juan Pablo II, son estas ideas: “Como miembros de la
Iglesia participan de la responsabilidad de la misión (32)
Tienen la vocación y misión de ser anunciadores del Evangelio (33) La situación
actual… requiere desplegar una nueva acción evangelizadora, inicio de una nueva
etapa histórica en la Iglesia y en el mundo ((35) que requiere una reconstrucción de la unidad
y comunión en la Iglesia, en la que deben trabajar los laicos”( 34-35) Requiere
que la Iglesia se haga servidora de los hombres en la vida secular,
reconocer la dignidad humana y la igualdad de todos los hombres, el valor inviolable de
la vida humana, la aceptación de la libertad religiosa por los poderes civiles
y el apoyar al matrimonio indisoluble y a la familia. (37-40)
Estas exigencias
son propias de la Iglesia y en su
proclamación y difusión deben participar los laicos a quienes afecta el
orden temporal. (36) Esta animación del
orden temporal requiere que los cristianos libres de ideologías, participen
activamente en la política procurando el bien común de todos los hombres, según
el orden y las exigencias de la caridad,
situando al hombre en el centro de todas las actividades sociales y tras
formando la sociedad y la cultura según los valores evangélicos-. (42-44)
Benedicto XVI en DCE resume la doctrina católica sobre
las relaciones entre la vida cristiana y la política: “La justicia es el
objetivo y también la medida intrínseca de toda política, que es más que una
simple técnica para determinar los ordenamientos públicos: su origen y meta
están precisamente en la justicia, y esta es de naturaleza ética. La justicia
pertenece a la razón práctica y esta debe purificarse de su ceguera ética.
Aquí, política y fe se encuentran. Lo específico de la fe es la relación con el
Dios vivo, encuentro que abre nuevos horizontes mucho más allá del ámbito de la
razón La doctrina social católica
no otorga a la Iglesia un poder sobre el Estado. Ni tampoco quiere
imponerse a quienes no comparten la fe, sus perspectivas y comportamientos.
Desea contribuir a la purificación de la razón y aportar su ayuda, para que lo
que es justo aquí y ahora pueda ser reconocido y después puesto también en practica. La DSI argumenta desde la razón y el derecho
natural, conforme con la naturaleza humana".