Ángeles Rodríguez
LA NACION, LUNES 23 DE NOVIEMBRE DE 2015
Platón, en La República, habla de una educación especial e intensiva para la clase dirigente que debería llevarse a cabo desde una temprana edad, debiendo recaer el gobierno de la ciudad en aquellos que "conocen las Ideas".
¿Es utópica esta propuesta para nuestro país, o es una meta concreta a la que podemos aspirar?
Podemos decir que en la Argentina se respiran aires nuevos que buscan dar fuerza a una política más profesionalizada. Una de sus manifestaciones es hallar cada vez más politólogos en cargos electivos y no electivos de la función pública nacional, provincial y municipal. Dos gobernadores provinciales y varios intendentes elegidos en las últimas elecciones son licenciados en Ciencia Política.
Si bien la política es tan antigua como el hombre, las carreras universitarias de Ciencia Política datan de principios del siglo XX y tienen un desarrollo creciente a partir de la década del 50. En las universidades de nuestro país son carreras jóvenes que se ofrecen en cada vez mayor cantidad de centros educativos.
El retorno de la democracia en 1983, llevó a buscar líderes capaces de encauzar el país en el proceso democrático después de tantos años de inestabilidad política y gobiernos militares. La institucionalidad de los tres poderes, la capacidad de gestión y la gobernabilidad han sido temas centrales de la discusión política en estos últimos años, desplazando, en parte, la cuestión de la formación de los gobernantes. Este es, sin embargo, un factor esencial para el fortalecimiento de las instituciones y la implementación de políticas públicas eficaces. En efecto, esta profesionalización de la dirigencia política es una condición necesaria para la calidad de la función pública, el diálogo respetuoso y, como consecuencia, una mayor estabilidad en las transiciones de gobiernos.
Una adecuada capacitación de los cuadros políticos colabora en la calidad de la función pública. Ésta se ha complejizado debido al crecimiento de las estructuras administrativas y gubernamentales, así como a la progresiva articulación del sector público con el sector privado, tan importante para el crecimiento de un país. De allí surge la necesidad de un mayor conocimiento de las problemáticas políticas y de un eficiente diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.
Por otro lado, el conocimiento permite la apertura en el diálogo respetuoso, ya que el intercambio de ideas, posturas, proyectos y propuestas llevan a una mayor comprensión de las cuestiones políticas. Esto abre el camino a posibles puntos de encuentro y, por lo tanto, a potenciales consensos, tan necesarios para resolver con eficacia las distintas cuestiones que hacen al crecimiento equitativo del país y para generar acertadas políticas de estado.
Es claro que una función pública de calidad llevada adelante en base a consensos, es una condición fundamental para transiciones gubernamentales ordenadas que permitan la continuidad institucional.
Directora de la Licenciatura en Ciencia Política de la Universidad Austral