catolicos-on-line, 21-5-16
En un comunicado, la diócesis de Bilbao defiende
fomentar entre quienes han ejercido la violencia, «la autocrítica, el
reconocimiento y reparación, en lo posible, del daño causado» y apuesta por
favorecer la adopción de condiciones penitenciarias que «permitan una mayor
rehabilitación y reinserción». El texto recuerda que ETA lleva cinco años sin
matar pero desgraciadamente no se ha disuelto ni ha entregado las armas.
Asimismo, ha apostado por «superar el miedo
paralizante» y mostrar cercanía «afectiva y efectiva» con las víctimas de la
violencia, que cree que todavía «no han visto resarcidos sus derechos
vulnerados», aún «gozando de mayor reconocimiento institucional».
Estas son algunas de las conclusiones del Encuentro
por la Paz-Bake Topaketa celebrado el pasado 13 de febrero en la iglesia de
Santa María de Gernika.
Los participantes en la jornada reflexionaron sobre el
tema de la Paz y la Reconciliación y las conclusiones recogidas han servido
como base para la elaboración del documento publicado por la Delegación
Diocesana de Caridad y Justicia (Paz y Reconciliación).
Por la paz y la reconciliación
En el texto, titulado «Por la Paz y la Reconciliación»,
se recuerda que hace ya cinco años que ETA cesó definitivamente su actividad
terrorista, aunque «lamentablemente» todavía no se ha disuelto ni ha entregado
las armas. No obstante, ha subrayado que, «aun así», se vive un «tiempo nuevo
para la convivencia en nuestro pueblo».
La diócesis vasca ha apuntado que la aparición de
«nuevas dificultades y preocupaciones» como la crisis económica, el terrorismo
internacional o la crisis de refugiados, abundan «en la pérdida de relevancia»
de un problema que «se consideraba prioritario».
En este sentido, ha apuntado que ello puede «ocultar»
situaciones personales y grupales en las que «se sufren intensamente» las
consecuencias de tantos años de terrorismo y de otras violencias.
«Aunque la mayoría de nuestra sociedad parece deseosa
de pasar página, hay que valorar si antes hemos sido capaces de haberla escrito
correctamente y leído en su totalidad», agrega.
Víctimas
En este sentido, ha apreciado que las víctimas «no han
visto resarcidos sus derechos vulnerados», aun «gozando de mayor reconocimiento
institucional».
También ha constatado que la realidad de quienes han
ejercido la violencia «pone a prueba el objetivo de su reintegración social» y
defiende que las nuevas generaciones reclaman «un aprendizaje social que impida
recaer en la violencia para con quien piensa de modo diferente».
Asimismo, considera que falta «un relato compartido»,
para cuya elaboración es necesario «un proceso de escucha, de contraste y de
diálogo en verdad y en libertad».
La Diócesis ha destacado que, «afortunadamente» no
faltan «acciones ejemplares», como el diálogo entre «personas y grupos
separados a causa de la violencia, experiencias y testimonios ofrecidos en el
ámbito de la educación, casos de quienes han sido capaces de pedir perdón y de
perdonar».
En el texto, la Diócesis ha apelado a hacer realidad
«la imagen de la Iglesia como 'hospital de campaña' que acoge »a las personas
heridas, y se vuelca en su atención y sanación, sin miedo a sufrir por ello
incomodidades y riesgos«.
Propuestas de actuación
En este sentido, el documento recoge unas propuestas
de actuación basadas en dos actitudes, la conversión y la misericordia. En el
capítulo referido a conversión, destaca que ello significa anteponer la fe a la
ideología política.
La Diócesis defiende realizar »primeramente la
autocrítica privada y pública, personal y comunitaria« de sus actitudes y
comportamientos respecto al terrorismo y otras violencias. En general, hemos
tenido miedo a hablar, a salir de nuestra zona de confort, remisos a participar
en foros por la paz y en contra de la violencia. Esto ha de cambiar».
También ha planteado «humanizar, perdonar y
reconciliar. Es necesario escuchar y dejarnos purificar, sanar y ofrecer
socialmente nuestra memoria particular de lo vivido y acontecido, en contraste
con otras, siguiendo los criterios de veracidad y justicia para la
deslegitimación del terrorismo y de toda violencia», ha asegurado.
Además, proponer recuperar de forma reconciliadora
espacios personales y sociales «abandonados durante todos estos años por
enemistad, precaución u otras causas». En este sentido, ha asegurado que la paz
sigue siendo «aún frágil en nuestras relaciones interpersonales».
También se ha planteado promover su presencia en foros
públicos donde se trabajen «acuerdos, procesos de entendimiento, convivencia y
reconciliación, acordes a las líneas diocesanas».
En el apartado de misericordia, la Diócesis ha
propuesto mostrar su cercanía «afectiva y efectiva» con las víctimas en el
entorno cercano. «Es necesario superar el miedo paralizante y salir con la
llama de nuestra responsabilidad», ha asegurado.
También ha defendido celebrar eclesialmente la memoria
de las víctimas, particularmente el Día de la Memoria, y participar en los
actos sociales e institucionales coherentes «con nuestras convicciones».
Otra de las propuestas de actuación de la Diócesis son
impulsar en sus ámbitos e instituciones «una educación formal e informal» para
la paz, que incluya el testimonio de «familiares de víctimas asesinadas, de
quienes han sufrido extorsión, acoso, torturas o conculcaciones de derechos
humanos».
Asimismo, defiende fomentar en quienes «han ejercido
la violencia la autocrítica, el reconocimiento y reparación en lo posible del
daño causado, y el compromiso por la paz y los derechos humanos».
Otras propuestas son trabajar por «la rehabilitación
individual y por la reintegración social de quienes se encuentran privados de
libertad o han abandonado ya la cárcel».
Igualmente, ha apostado por «favorecer la adopción de
condiciones penitenciarias que permitan una mejor rehabilitación y reinserción,
atendiendo a la situación de las personas encarceladas, y también de sus
familias».
Un último planteamiento es el de «profundizar en el
ejercicio del perdón», creando y fomentando «condiciones que hagan posible
pedirlo, otorgarlo y acogerlo».