“El buen cristiano debe ser un buen
ciudadano”
Aica, 3 May
2016
El domingo 1º de mayo, Día del Trabajador, el obispo
de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió la misa en la parroquia de San
José Obrero, que fue concelebrada por el obispo de Merlo-Moreno, monseñor
Fernando Maletti, de visita en la ciudad correntina, y el párroco, presbítero
Ariel Gimenez y otros sacerdotes.
"Nos toca celebrar esta fiesta de San José
Obrero, en un triple contexto, que es importante tener presente porque nos da
las pautas para poder explicar la enseñanza del Señor Jesús", dijo en
referencia al Año Santo de la Misericordia, al que definió como "un tiempo
de gracia que a través del papa Francisco, el Señor nos está regalando,
invitándonos a conocer las entrañas del Padre para poder luego como imagen y
semejanzas que somos de Dios, ser misericordiosos como el Padre".
Monseñor Canecin animó a los feligreses a
"expresar esta misericordia no solo con palabras, sino en lo concreto, con
las obras de misericordia corporales y espirituales" porque, aseguró,
"sí vivimos esto vamos a aprender el estilo de Dios, que es la
misericordia, y así vamos a terminar viviendo la vocación a la cual estamos
llamados todos, ya sea en la condición laical, en la vida consagrada, los
diáconos, presbíteros y obispos, porque todos estamos llamados a ser
misericordiosos como el Padre".
La misericordia tiene como destinatario a todos los
seres humanos, especialmente a "los más pequeñitos, los más débiles, los
más poriahú (pobres) son los destinarios de estas obras, que son como el rostro
de Dios", recordó.
"Siempre decimos que el pobre es un lugar
teológico, porque Jesús dijo tuve hambre y me diste de comer, enfermo o preso y
me visitaste o sea que Jesús quiso identificarse con cada ser humano, con todos
los hermanos en particular con los más pequeños o con aquel, que quizás la
cultura de hoy lo considera descartable o reemplazable, Jesús se ha querido
identificar, destinatario de nuestras obras de misericordia", subrayó.
Monseñor Canecin hizo referencia también al Año del
Bicentenario de la Patria, al afirmar que las "preocupaciones y las
urgencias cotidianas, que son reales y muchas, no nos tienen que hacer olvidar
este hecho histórico para que podamos tener una memoria agradecida de aquellos
que hace 200 años forjaron la independencia y esto nos tiene que llevar a
nosotros a que hoy seamos gestores y forjadores, no solo para mantener sino
para lograr una auténtica autonomía e independencia, que a la vez se conjuga en
una interrelación con todos los pueblos, es decir, autonomía, independencia y a
la vez interrelación".
Asimismo, puso de relieve que "en este fenómeno
de la globalizacion no podemos cortarnos solos sino estar
interrelacionados", por lo que invitó a "vivir el Año del
Bicentenario" con una cita del documento "Navega Mar Adentro":
"Todo buen cristiano está llamado a ser buen ciudadano".
"No solo es en el templo o cercano al templo
donde tengo que manifestar mi bondad de cristiano" expresó y dijo que
"debemos manifestarnos en la realidad con todas las implicancias que tiene
el ser buen ciudadano. Si queremos gestar una nueva realidad, un nuevo país o
una nueva circunstancia, porque vivo bien mi condición cristiana debo ser un
buen ciudadano, tratando de vivir todos los valores, entre otros la
laboriosidad", enfatizó.
El prelado insistió en advertir que "no se puede
ser peregrino del cielo y de la eternidad, es decir, con la mirada allá arriba
pero con los pies aquí en la tierra. No se puede ser peregrino del cielo siendo
fugitivo en la tierra" y sostuvo que "un auténtico cristiano se
involucra y se compromete, se embarra y a veces nos salpicamos de las
cosas".