Educación
para la Nueva
Era
Por José Antonio
Riesco
Instituto de
Teoría del Estado
..”En
Taiwán la industria de comunicaciones despidió a 60 mil operarios para sustituirlos por robótica.”
--“Hay
políticos y sindicalistas apasionados por las canonjías del presente (cargos
gubernativos, negocios,
conquistas
en la farándula) y prescinden de que sus hijos y nietos pueden ser víctimas de
la masa de desocu pados que se avecina con el tsunami tecnológico.”
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Nos
parece correcto decir que una cualidad esencial del estadista consiste en
anticiparse a los procesos socio-culturales (económicos, institucionales, etc.)
que lle van a la sociedad de un punto de la historia a otro del futuro. Al
estadista le compete la ciencia del poder (politocracia)
y este es el centro activo en el manejo de las funciones del Estado.
Se
trata de una faena compleja y que requiere el mejor equipamiento mental, donde
es decisiva la formación previa. De ello depende el destino del colectivo. Es
que, junto a la capacidad para adoptar medidas, es prioritaria la anticipación,
o sea previsión a tiempo para el control de las causas y efectos de lo que
vendrá. Y con ello, no someter el pue blo al costo de lo imprevisto, sea un
desastre natural o uno socio-económico.
--Por ejemplo, un estadista, a
esta altura del siglo XXI, ya tendría, él y sus colabora dores principales, una
información lo más completa posible sobre las tendencias científico-tecnológicas
(inteligencia artificial 4.0) que vienen
generando, a un ritmo intenso, una nueva era en el campo de la producción y los
servicios. También precisa elaborar un enfoque prospectivo que en el horizonte
tempo-espacial anticipe las consecuencias culturales, económicas y laborales que
tendrá que asumir la sociedad cuando llegue el tsunami y sea implacable. Una
suerte de genocidio tecnológico.
Hasta
aquí lo principal y lo deseable. Ocurre, empero, que el poder y su desempeño no
es un privilegio de los “estadistas” y no excluye que lo ejerzan otros que lo
son apenas a medias: están y actúan en muchos lugares del planeta y se encargan
de administrar la democracia. Aun cuando carecen del nivel cultural y técnico adecuado
para operar como eficaces “representantes del pueblo” (art. 22 CN). Son éstos
los que mandan en la democracia, tal cual lo anticipó Robert Michels ya en
1915; un autor poco citado acaso para tapar las vergüenzas del sistema político
que nos tocó en suerte.
No
podemos, empero, renegar de los procedimientos democráticos, ya que reivindican
al hombre y a la mujer como sus actores básicos. Máxime si, según nos ha
ocurrido, las dictaduras suprimen las libertades pero tampoco saben administrar
el “orden” que impo nen. Lo manejan con los talones y así le va al país.
“En la personalidad del
estadista hay un fallo peligroso si carece de una percepción suficiente de qué
es y cómo es la sociedad que le toca conducir. Las estadísticas y las encuestas
ayudan mucho, pero no cabe prescindir del olfato psico-político.“
Hay
antecedentes que registran una fecunda combinación entre las condiciones del es
tadista y el político. Los cito para esclarecer el tema y al margen de la
simpatía o rechazo a su persona o a su desempeño. Un ejemplo lo dió Agustín P.
Justo presidente durante la llamada “década
infame”, una marca con que lo premiaron sus adversarios. Durante su gestión
como ministro de guerra (1922/28) había dirigido la modernización del Colegio
Militar y se fundó la primer Fábrica de Aviones (1927).
Justo
asumió la presidencia en 1932 luego de desalentar los proyectos corporativistas
de Uriburo, y mientras el país, junto a muchos otros, grandes y chicos, estaba inmerso
en la Gran Depresión
iniciada en 1929. Con su gestión se inauguró la acción del Estado para enfrentar
la crisis, fueron creados el Banco Central y las Juntas Reguladoras, se dictó
la ley 11.729 que fue luego matriz de la legislación laboral, las escuelas de
técnica agropecuaria, se impulsó la comunicación del territorio nacional de sur
a norte y de este a oeste (rutas 9 y 8), y se impulsó la industrialización en
la actividad económica.
La otra experiencia que merece mención
(político y estadista) fue la del gobernador de Córdoba (1958/60) Arturo
Zanichelli. Al formar gabinete seleccionó un calificado grupo de expertos y profesionales dejando de lado
los compromisos partidarios. De allí surgió una obra pública de alto mérito:
rutas y caminos, energía para la industria y la po blación,
acción sanitaria, promoción agropecuaria, educación media y respeto por las
instituciones. Con fuerte apoyo a la instalación de la Universidad Católica.
Con
admirable visión el gobierno de Zanichelli puso el acento en la enseñanza
técnica, contando con la colaboración de docentes de adecuada formación en el
rubro y de los sectores empresarios. Al iniciarse los “cursos especiales” el
gobernador dijo: “La téc nica de base científica aplicada a la educación y a
las diversas ramas de la economía, es la gran herramienta que el Creador dio al
hombre para cumplir el mandato de dominar la tierra que receptó la Biblia. Por allí está el
futuro.”
Bien
dicho que la relación entre la tecnología y la educación abre y marca el camino
hacia el futuro. En estos tiempos un concepto integral de la cultura humanista
no puede prescindir de esta fuente del dinamismo social; y que es, ante todo opera humani. En verdad ya estamos
viviendo tramos relevantes de ese futuro. Y es sorprendente la celeridad que en
su etapa actual la llamada “inteligencia artificial” viene avanzando en los
ámbitos de la vida social contemporánea. También el riesgo de que las fábricas
robotizadas dejen sin trabajo a miles de trabajadores en la industria y los
servicios,
..”Hay que ratificar los
valores de la escuela clásica y, de paso, abrir una ventana amplia a la fecunda
dinámica sociocultural que aporta la tecnología.” (Noski)
El
gobernante-estadista, si es tal, no se confunde meramente con un tecnócrata, la
expe riencia y la razón le exigen algo más: sentido político. O sea una intensa
y permanente comunicación con el pueblo sin exclusiones de clases y/o puntos
territoriales; su com promiso permanente es con la sociedad global. Ambos aspectos
requieren, además, una percepción realista de oportunidades, medios y
necesidades humanas. Eso que no se ve hoy en numerosos dirigentes de partidos,
sindicatos y corporaciones empresarias. Pre fieren cerrar las fronteras a la
competencia exterior y vegetar bajo el palio del protec cionismo. Entretanto
aguantamos 12 millones de pobres.
--“Para superar la
dependencia, el subdesarrollo y la decadencia necesitamos re-industrializar el
país, con gran expansión del rubro ya logrado y avanzar sobre los mercados
exteriores. Aprove. char los medios naturales y potenciar nuestros recursos
humanos. Pero ese gran objetivo nacional no se alcanzará si no incorporamos, a
la producción y a los servicios, la más avanzada tecnología de soporte
científico.”
Cuando
decimos que la tecnología avanzada debe incluirse en los programas de la educación
nos referimos ciertamente a la de orden “formal” que se cumplimenta en las
escuelas e institutos del rubro, públicos y privados. Asimismo debe cubrir la
llamada educación “informal” que se realiza en la familia, en los clubes, en el
trabajo y en las actividades de servicios. Sin olvidar el gran aporte que
pueden hacer los “mecos”.
La
“inteligencia artificial” es parte ya
de la actitud con que las generaciones se adueñan de su futuro. De otro modo, la
cultura de un pueblo, a la hora de cambios importantes, entre ellos los tecnológicos,
sufre un vacío pernicioso y lo inhabilita en sentido psico- social para
enfrentarlos y aprovecharlos.-
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“mecos” : medios de comunicación social.