Una patota atacó a un policía, lo asaltó y lo tiró en
un descampado
Por Claudio Gleser
La Voz del Interior, 25 de julio de 2017
Al agente, de civil, lo dieron por muerto y lo
llevaron en auto hasta el baldío. La víctima reaccionó horas después y pudo
contar todo. Fue en Deán Funes. Hay 10 jóvenes acusados y el padre de uno de
ellos, todos por graves cargos.
A fuerza de
robos, golpes y aprietes a quienes pasaban por la cuadra donde se juntaban,
sean vecinos o foráneos, la patota se había hecho ganar un “respeto” en la
barriada. Un respeto, claro está, basado en el temor que infundían a los otros.
Incluso, se hacían llamar “la Cumbia Liga”, se vanagloriaban de ciertas
andanzas y llegaban a comentarlas en sus cuentas de Facebook.
Las cosas iban a llegar demasiado lejos: la pandilla
atacó a un motociclista que circulaba de noche, sin saber que se trataba de un
policía que estaba de civil.
No importó que la víctima se identificara e intentara
defenderse, lo golpearon y le robaron la moto y distintas pertenencias. Tan
golpeado quedó el muchacho, que decidieron subirlo a un auto y trasladarlo
hasta un descampado, donde fue dejado abandonado.
Lo creyeron muerto.
Horas después, el policía se despertó y, tambaleando,
volvió al casco céntrico y pudo pedir ayuda. Su testimonio sería clave para
poder desentrañar la causa.
El violento episodio sucedió semanas atrás en la
ciudad de Deán Funes, en el norte de la provincia de Córdoba, una región donde
crece la violencia y el consumo de drogas, según aseguran fuentes tribunalicias
y policiales.
Por el salvaje ataque al policía, hay 10 jóvenes y un
adulto (padre de uno de ellos) que se encuentran imputados por graves delitos
como robo calificado en poblado y en banda, y privación ilegítima de la
libertad agravada.
El rol atribuido al adulto espanta: el hombre
supuestamente habría ayudado con su auto a cargar al herido y dejarlo
abandonado en las afueras de la población.
La causa está en manos del fiscal de instrucción
Martín Bertone, quien confirmó las imputaciones y precisó a La Voz que la
mayoría de los adultos permanecen detenidos.
La situación es distinta con los cuatro menores: si
bien habían estado presos en el Complejo Esperanza, se los dejó en manos de sus
padres con el compromiso (por parte de los progenitores) de cuidarlos y hacer
que “no vuelvan a consumir drogas ni alcohol”.
Un salvaje ataque
Todo sucedió el pasado 11 de junio, alrededor de las 3
de la mañana, en momentos que el agente de policía Matías Luna (24) circulaba
en su motocicleta por una calle del barrio La Feria, en la ciudad de Deán
Funes.
Luna, de civil, iba a un quiosco a comprar gaseosas.
Fue entonces que –según la investigación– la patota se le puso en frente y,
como ya sucedió presuntamente en episodios anteriores, logró que el
motociclista no pudiera seguir.
“Lo rodearon y comenzaron a pegarle, mientras entre
todos le sacaban la moto, el celular, la billetera y la credencial...”, dijo
una fuente de la causa, quien indicó que el joven se identificó como policía
pero que, aún así, siguieron atacándolo a patadas.
No llegaron a sustraerle el arma reglamentaria.
A arrojar el cuerpo
Como si el robo y la golpiza no hubieran sido
suficientes, lo peor vino instantes después.
Según la investigación del fiscal Bertone, uno de los
pandilleros llamó a su padre, le contó lo ocurrido y pidió ayuda. A los pocos
minutos, este hombre llegó en su auto y cargaron a la víctima.
Siempre según la causa, el policía Luna fue trasladado
hasta las afueras de Deán Funes y dejado tirado en un descampado.
“Lo creyeron muerto”, graficó otro informante.
“Supusieron que lo habían matado y no tuvieron mejor idea que ir a arrojar el
cuerpo a otro lado, para desligarse”, añadió el vocero.
Al menos seis horas después, el agente Luna abrió los
ojos, logró levantarse y, al no entender dónde estaba, comenzó a caminar y
logró anoticiar de todo a unos vecinos, quienes llamaron al 101.
A los pocos minutos, varios patrulleros acudieron en
ayuda y el muchacho fue trasladado al hospital regional, donde quedó internado
en la terapia.
El testimonio de la víctima permitió dar las primeras
puntadas de la investigación. Con su relato, entre otras pruebas que se fueron
adicionando, el fiscal logró avanzar y dictó las imputaciones y detenciones.
Así fue que fueron detenidos 10 jóvenes en total:
siete adultos y cuatro menores de edad.
A su vez, se detuvo a un hombre apodado como “Liti”,
padre de uno de los acusados.
Se lo sindica de ser quien habría aportado su Ford
Fiesta para trasladar al policía malherido.
En los últimos días, varios de los acusados
recuperaron la libertad, aunque siguen imputados por el salvaje ataque al
policía.
Algunos testigos fueron amenazados por allegados a los
acusados cuando fueron a declarar a la sede de la fiscalía.
El agente se recupera y volverá a trabajar. Matías
Luna, el policía atacado, se recupera de forma favorable y tiene para varios
días más de licencia. Luna, si bien vive en la ciudad de Deán Funes, se
desempeña en el Cuerpo de Vigilancia Especial, en Córdoba capital.