en un futuro completo
Por Gustavo Liendo
La Prensa,
18.02.2024
Cada vez que
fallece alguna persona que se encuentra condenada o que está en proceso de
serlo por medio de los juicios denominados “lesa humanidad”, apologistas de los
movimientos subversivos del pasado resaltan esa muerte y catalogan al fallecido
como “genocida”, ello, pese a que durante la lucha contra la subversión del
siglo pasado no hubo un exterminio sistemático de un grupo humano por motivo de
raza, etnia, religión, o nacionalidad. Y, no satisfechos, tildan de
negacionistas a quienes homenajean al fallecido, sin siquiera reconocer la
existencia de la sangrienta agresión terrorista que sufrió el país durante la
década del 70 del siglo pasado, ni tampoco que, visto el bajo rango que tenían
en aquellos años quienes aún permanecen presos por esos juicios, su rol debe
haber sido el de cumplir las órdenes recibidas para enfrentar esa contienda no
convencional.
En relación con
cumplir órdenes, tal vez sea interesante tener presente que las reacciones
posteriores de algunos sectores a ese tipo de situaciones no son nuevas dentro
de nuestra historia, por ejemplo, ante el fusilamiento de Santiago de Liniers,
sucedido en 1810, se desató una fuerte campaña contra Juan José Castelli por
haber sido quien había cumplido la orden que le impartió la Primera Junta
patria, como se ve, parecido a lo que le sucede en estos tiempos a quienes se
encuentran condenados o en proceso de serlo por estos juicios, porque a Castelli,
quien falleció un par de años después que Liniers por un cáncer de lengua
mientras se encontraba detenido en el Regimiento de Patricios, dado que estaba
siendo sometido a juicio por la derrota en Huaqui, se lo siguió denostando aún
después de fallecido. Por ello, 33 años después de la ejecución de Liniers,
Nicolás Rodríguez Peña, en una carta dirigida al historiador Vicente Fidel
López, justificó en forma retrospectiva aquellos sucesos diciendo:
“Castelli no era
feroz ni cruel. Castelli obraba así porque así estábamos comprometidos a obrar
todos. Cualquier otro, debiéndole a la patria lo que nos habíamos comprometido
a darle, habría obrado como él. (...) Repróchennos ustedes que no han pasado
por las mismas necesidades ni han tenido que obrar en el mismo terreno. Que
fuimos crueles. ¡Vaya con el cargo! Mientras tanto, ahí tienen ustedes una
patria que no está ya en el compromiso de serlo. La salvamos como creímos que
había que salvarla. ¿Había otros medios? Así sería; nosotros no los vimos ni
creímos que con otros medios fuéramos capaces de hacer lo que hicimos (...)
Arrójennos la culpa a la cara y gocen los resultados... nosotros seremos los
verdugos, sean ustedes los hombres libres.”
TRISTE DESTINO
Como se puede ver,
triste destino le reservamos a quienes en tiempos aciagos de la Patria la
defienden contra los ataques que ponen en peligro la seguridad, propiedad y
vida de los argentinos, porque luego de haber cumplido las órdenes que les
impartieron, terminan siendo juzgados, y en el caso de la lucha contra la
subversión, por normas posteriores a los hechos que se les imputan para de ese
modo condenarlos a prisión perpetua, y no satisfechos con ello, grupos
radicalizados les mancillan su memoria después de muertos.
Tal severidad de
trato, nos obliga a que por lo menos todos conozcamos la historia completa de
aquellos años para poder comprender, a algunos por sus acciones, a otros por
sus omisiones y a los demás por sentirse ajenos, porque habiendo pasado casi
medio siglo, y visto que nos va quedando poco tiempo a quienes vivimos aquellos
años, creo que una contribución de nuestra generación antes de irnos sería la
de dejarles la historia completa de lo que sucedió a quienes no vivieron esos
violentos tiempos, porque mantenerla en forma parcial y sesgada es injusto,
mucho más cuando es a sabiendas y para satisfacer la sed de venganza de algunos
que buscan producir el mayor daño posible a personas que, en cumplimiento de
órdenes recibidas, no dudaron en ofrendar hasta sus propias vidas en defensa de
la patria.
En síntesis,
entiendo que ha llegado el momento de que, con la historia completa, el país
supere las secuelas de ese enfrentamiento, no solo para liberar del injusto
padecimiento que sufren los presos, ya ancianos, que aún quedan por esos
sucesos, sino, y ya pensando en la Argentina, porque sin un pasado completo no
hay forma de que el futuro lo sea.
* Abogado y doctor
en Derecho.