Clarín,
2-6-15
Sabían
que era la clave y aunque todavía falta un mes para conocer el informe final,
existen avances preliminares que vuelven a poner el foco en lo que sabía el
fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman. Clarín supo ayer que en el peritaje a
los aparatos tecnológicos de Nisman ya se comprobó que hubo al menos diez
ingresos remotos para cambiar el horario y fecha de la computadora y que se
borraron archivos. Confirmaron, además, la presencia de virus troyano en su
teléfono celular y el borrado de información también en estos aparatos.
Los
expertos designados por las partes, Gustavo Presman (por la querellante y ex
mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado) y Marcelo Torok (por la defensa de
Diego Lagomarsino) y los técnicos de la División de Cibercrimen de la Policía
Metropolitana que trabajan en el análisis de las computadoras y teléfonos del
fiscal, advirtieron que la información borrada es anterior al 18 de enero, el
día en que encontraron muerto a Nisman. Sin embargo, todavía no pudieron
precisar el momento exacto en que esos archivos fueron eliminados. En parte, la
dificultad para identificar el momento en que se hizo está en los cambios a la
configuración de la fecha y hora de la computadora que se hicieron de forma
remota, inclusive durante el operativo en el departamento de las Torres Le
Parc, el 19 de enero.
Una de
las hipótesis que manejan es que los archivos pueden haberse eliminado cuando
se ingresaron simultáneamente tres pendrives a la Notebook Samsung que hallaron encendida en el cuarto de las
hijas de Nisman, el domingo 18 de enero a las 20.07. Ese dato es clave porque a
las 20.07 Nisman ya llevaba más de once horas muerto, si se toma como cierta la
data de muerte consensuada por los peritos oficiales de la Junta Médica
convocada por la fiscal Viviana Fein, y aún faltaban casi dos horas para que
entrara al departamento Sara Garfunkel, la madre de Nisman, y descubriera a su
hijo muerto en el baño.
Esta conexión
de los pendrive puede conducir, además, a más información, porque cada
dispositivo tiene un número de identificación que queda registrado en la
máquina y puede rastrearse si había sido introducido antes a ese ordenador. En
caso de que se tratara de un pendrive utilizado con anterioridad puede
averiguarse también cuándo fueron las ocasiones anteriores en las que se
conectó y así intentar identificar a quién pertenece.
Según
explicaron a Clarín fuentes con acceso al caso, el estudio de los teléfonos y
de las computadoras se basa en distintas áreas. Por eso, por ejemplo, al
estudiar físicamente los aparatos pueden detectarse las acciones de borrado de
archivos o ingreso de pendrives y cambios de configuración de horarios, pero no
es posible advertir cuál fue el material eliminado y en muchos casos tampoco
identificar si el acceso a los aparatos fue remoto.
Lo que
destacaron es que tanto la eliminación de información de la notebook como de
los teléfonos no fue una operación de borrado simple, sino que se utilizó un
software específico para hacerlo. El dato llamó la atención de los peritos de
parte, que preparan un nuevo informe para darle a la jueza Fabiana Palmaghini
la próxima semana.
En el
caso de los teléfonos, desde la fiscalía confirmaron que se había advertido la
presencia de troyanos, una suerte de virus “espía” que confirmaría que a Nisman
lo vigilaban. Pero además, se encontró que llamadas que figuran en los listados
de las empresas de telefonía no están en los aparatos de Nisman. También faltan
mensajes de texto y WhatsApp, por ejemplo los que intercambió con su hija
mayor, Iara, tras su regreso a Buenos Aires.
Otro
dato que sorprendió a los peritos es que las computadoras del fiscal no tenían
ninguna protección, pese a que el propio Lagomarsino había declarado que Nisman
lo contrató para que lo asistiera en estos asuntos. Hoy Lagomarsino está
imputado en la causa en la que se investiga cómo murió el fiscal Nisman por
haberle prestado el arma cuyo disparo lo mató.
Desde
la fiscalía aseguraron que no existen elementos para avanzar sobre el
informático. La querella, sin embargo, espera por un peritaje que la fiscal
Fein aún no ordenó: el de los bienes secuestrados en la casa de Lagomarsino,
entre los que se destacan computadoras y un disco duro con la inscripción “Ciro
James”, el espía de la causa de las escuchas en la que está involucrado el jefe
de Gobierno, Mauricio Macri.