con Aldo Ducler, operador de los fondos de Santa Cruz en
el exterior.
Por Alfredo Leuco.
"El problema
tenía nombre y apellido: Aldo Ducler. Cristina Kirchner lo sabía mejor que su
marido. Como integrante de la Comisión Antilavado no ignoraba que la Justicia de Estados
Unidos (y también la mexicana) tenía en la mira al financista Ducler por sus
negocios con los narcos del cartel de Juárez. Ducler era todo eso. Pero también
el profesional elegido por su marido para operar con los fondos santacruceños
enviados al exterior.”
Este es el comienzo
de una precisa e imperdible nota que el periodista Walter Goobar publicó en la
revista Veintitrés a fines de 2004. A confesión de parte relevo de pruebas para
explicar de dónde surge la inmensa confianza que los Kirchner siempre le
dispensaron a Jorge Milton Capitanich, actual jefe de Gabinete y potencial
heredero de Cristina. El ex gobernador del Chaco fue socio de Aldo Ducler, y su
consultora integró el fondo de inversión Fondagro. El ex diputado radical
Carlos Ullrich denunció que fue Coqui el que presentó a Ducler a potenciales
inversores del norte del país, reunidos en el Hotel Covadonga a tal efecto.
Eran tiempos de
gloria, de plata dulce para MA Bank, la banca offshore de Mercado Abierto, la
financiera de Ducler. Para aportar la mayor cantidad de elementos al análisis
vale recordar que el dinero de los fondos de Santa Cruz fue entregado como
compensación por regalías petroleras mal liquidadas por Domingo Cavallo a
Néstor Kirchner quien, en ese momento, era su gobernador preferido: el mejor
alumno del modelo de convertibilidad. Y que Capitanich tuvo su primer puesto a
nivel nacional gracias al, en ese entonces, superministro cordobés. Sorpresas
te da la vida: allí hacía sus primeras armas un joven inteligente pero rebelde
del ministerio para afuera llamado Axel Kicillof. El actual ministro de
Economía no tuvo un paso fugaz por las huestes menemistas y cavallistas de
Capitanich. Lo asesoró por más de cuatro años, escribieron un libro juntos y
Axel trabajó en la consultora M-Unit que tuvo grandes contratos con Gildo
Insfrán en Formosa, incluso la privatización de su banco, y que fue parte de la
sociedad con Aldo Ducler. Con nostalgia por aquellos colaboradores de los
viejos tiempos, Cavallo elogió esta semana el acuerdo con Repsol, más cerca
ideológicamente de Mariano Rajoy que del extinto Hugo Chávez.
Aquel pago millonario
a Kirchner fue un premio de Cavallo a la militancia de la provincia de Santa
Cruz a favor de la privatización de YPF, que tuvo como miembro informante a
Oscar Parrilli. Ya se sabe: los archivos los carga el diablo y lo descargan los
destituyentes.
Walter Goobar no es
un periodista opositor ni miembro de una corporación golpista. Todo lo
contrario. Es editor internacional del diario Miradas al Sur y columnista del
diario Tiempo Argentino, y suele ser invitado de 6,7,8. Con más razón hay que
prestar atención a lo que denunció en 2004:
“—No es el mejor
momento, Néstor –alertó ella.
—Ya está, Cristina.
Lo tengo decidido... –insistió él.
—Vos estás loco.
Era el 15 de enero de
2003. Néstor Kirchner decidió lanzar su candidatura a presidente ese día. No le
importó nada. Ni Ducler, ni las desprolijidades en el manejo de los fondos
provinciales que tendría que explicar en algún momento. Nunca había rendido
cuentas de las operaciones, los montos, los intereses, las comisiones ni las
inversiones. Los 600 millones, según el oficialismo, o los 1.000 millones,
barajados por la oposición radical santacruceña, eran (y son) un misterio. Pero
los resúmenes de las cuentas 642 21372-091 y 642 213721-058 dirigidos al
“Gobierno de la
Provincia ATN Néstor Kirchner”, donde estaría todo el dinero,
llegaban puntualmente a Corrientes 415, es decir, las oficinas de Ducler. O, lo
que es lo mismo, a un financista involucrado en cuestiones de lavado. Cuando
vio que tenía serias posibilidades de salirse con la suya y colgarse la banda
presidencial, Kirchner decidió traspasar los fondos santacruceños (que manejaba
como si fueran propios) de Morgan Stanley a dos bancos suizos: el Credit Suisse
y la Unión de
Bancos Suizos (UBS) para –entre otras cosas– prescindir de los servicios del ya
demasiado chamuscado Ducler. Desde las cuentas monitoreadas hasta entonces por
Ducler se hicieron al menos cuatro transferencias a la cuenta 0835-860194-3,
abierta el 5 de marzo de 2003 en el Credit Suisse.
Allí se transfirieron
los fondos de Morgan Stanley:
* El 12 de marzo de
2003, 220 millones de dólares. * El 12 de marzo de 2003, 60 millones de
dólares. * El 13 de marzo de 2003, 60 millones de dólares. * El 17 de marzo de
2003, 60 millones de dólares. Al 31 de diciembre de 2003, el saldo era de
402.737.082 dólares. La otra cuenta se abrió en la Unión de Bancos Suizos. Para
la UBS , la
provincia de Santa Cruz es el cliente 0240486-608, pero en lugar de enviar los
resúmenes de cuentas a la gobernación de la provincia, al Ministerio de
Economía o a la Casa
de Santa Cruz, los suizos los enviaban a Reconquista 360.”
Estos sapos éticos
están empezando a indigestar a los pibes que se ofrecen a Cristina para la
liberación. El ladriprogresismo y el Frente Chavista de Puerto Madero miran
azorados los acontecimientos que les cuesta explicar puertas adentro. Porque
puertas afuera han enmudecido como Juan Manuel Abal Medina que, carente de
pensamiento propio, pasó a la clandestinidad, al rincón de los trastos viejos a
donde fue arrojado por Cristina agotada de escuchar siempre lo mismo: “Sí,
Cristina”.
El propio Horacio
Verbitsky encabezó una protesta de agrupaciones K que manifestaron su enojo
porque la Presidenta
limpió de un plumazo el concepto de propiedad social del proyecto del nuevo
Código Civil. Hasta incondicionales como Alex Freyre, referente de la
diversidad sexual, fue a expresar su rechazo al éxito que tuvo la presión de la Iglesia para modificar en
forma urgente artículos clave como el 19. Ya no se reconoce la existencia de
vida a partir de la implantación del embrión en la mujer. Curiosamente, quien
recibió las quejas fue Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados y
hombre de confianza de un sector eclesiástico que está siendo testeado por el
papa Francisco para saber si pueden apostar a su candidatura presidencial.
Ni hablar del
volantazo a la derecha del acuerdo con Repsol que tal vez sea un homenaje encubierto
a aquel Néstor Kirchner que impulsó con tanto entusiasmo la ahora satanizada
privatización. Pero el ala neofrepasista no digiere esa idea de que hace 19
meses había que expulsar con la
Gendarmería a los corruptos e imperialistas de Repsol y ahora
hay que pagarle alrededor de 8 mil millones de dólares y, encima, darle las
gracias por la buena voluntad. Algo cambió. ¿Habrá exagerado mucho Mauricio
Macri diciendo que Cristina se está haciendo cada vez más PRO? Eso dispara otra
pregunta inquietante. ¿Qué hará Cristina cuando se recupere totalmente? ¿Cuál
modelo profundizará? ¿El que atropelló o el que se arrodilló ante Repsol? ¿El
que culturalmente encarnan revolucionarios clasistas como Ignacio Copani y Luis
D’Elía o el pejotismo conservador, feudal e hiperkinético de Capitanich? Porque
parece que la única coincidencia que tienen ambos sectores es que Marcelo
Araujo ya no está para relatar. Nobleza obliga, después de tanta crítica. En
eso estoy de acuerdo.
Fuente: Perfil