En los países donde funcione
el sufragio universal es gravísimo deber de los católicos votar a los
candidatos que ofrezcan toda clase de garantías sobre la defensa de los
derechos de Dios y de la Iglesia, y cometerían fácilmente un verdadero pecado
mortal votando a los indignos o absteniéndose simplemente de emitir su voto,
con peligro de contribuir al triunfo de los candidatos anticlericales.
Royo Marín. “Teología moral para seglares”; 1986.