la increíble lista de libros propuestos a
niños desde los 4 años en las escuelas bonaerenses
Claudia Peiró
Infobae, 12 May, 2024
Hace un par de
semanas se relanzó la Campaña Nacional por la Alfabetización, una iniciativa
encabezada por Argentinos por la Educación y otras 180 asociaciones, además de
muchas personalidades.
El reclamo es que
los chicos sepan leer y escribir y que entiendan lo que leen al llegar a 3er
grado. Un pedido que expone la dimensión de la crisis de la educación. En
Argentina, tradicionalmente, se aprendía a leer y escribir en 1er grado. Por lo
tanto, que hoy haya que pedirles a los gobernantes que los chicos lleguen
alfabetizados a 3er grado es la constatación del fracaso de la escuela
argentina.
Hay muchas razones
y muchas responsabilidades. Del abandono de los métodos tradicionalmente
probados y su suplantación por la psicogénesis -el niño construye su propio
saber- a la degradación de la autoridad docente -disciplinaria y pedagógica,
porque prácticamente no hay sanciones y porque los directivos revisan y
modifican las calificaciones de los maestros-, pasando por el constante
adelgazamiento de contenidos y la sustitución de materias troncales por
contenidos que deberían ser accesorios y con frecuencia esconden posturas
ideológicas, como el ambientalismo, la memoria y, sobre todo, la ESI, estrella
del momento.
El 16 de abril
pasado, la provincia de Buenos Aires dedicó una jornada entera a la ESI en
todas las escuelas. Durante todo un día se suspendió la enseñanza de lengua,
matemática, ciencias sociales y naturales, etc., para que todos los docentes,
todos, dieran contenidos de ESI, la nueva religión progre.
En Quilmes, el 27
de abril pasado, Cristina Kirchner cuestionó el ausentismo docente y dijo que,
cuando ella fue a la escuela, tenía clase todos los días. Pero mientras la
referente política del sector que gobierna la provincia se quejaba de los días
perdidos, la Dirección General de Escuelas dedicaba todo un día a un tema que
no es materia troncal en absoluto. Que no debe serlo.
Por si no bastara,
y en medio del reclamo social de que la escuela alfabetice en tiempo y forma,
Alberto Sileoni, el responsable de la educación bonaerense, decidió que todos
los docentes de los Profesorados de Primaria (magisterio), Inicial
(preescolar), Educación Física y Educación Especial -es decir, formadores de
futuros docentes-, participaran de una jornada completa de capacitación en ESI,
el pasado sábado 4 de mayo.
Docentes de todas
las materias tienen que dictar educación sexual. Insólito. La mitad de los
chicos llega a tercer grado sin entender lo que lee, pero todos van a saber que
pueden cambiar de sexo. Porque bajo el título Educación Sexual Integral lo que
se dicta es ideología de género.
La gestión Sileoni
creó además la Dirección de Educación Sexual Integral (DESI), mientras que no
existe nada equivalente para Matemáticas, ni Lengua. Nada de eso es tan
importante como la educación sexual. A ese grado de deformación están llevando
a la escuela: el abandono de la transmisión de conocimiento, del saber
acumulado por las generaciones anteriores, para dedicar tiempo a la bajada de
línea, al adoctrinamiento.
Efectivamente,
además del tiempo desproporcionado dedicado al tema, está la cuestión del
contenido, que con frecuencia es inapropiado a las edades a las que está
destinado, y siempre sesgado.
En un video que
envió para la jornada del sábado pasado, Alberto Sileoni dijo que la ley lo
habilita a dar ESI y a transmitir conocimiento científicamente validado en la
materia: “Siempre decimos que preferimos la ley, nos manejamos con la ley [y]
eso nos da mucho ánimo”. Luego agrega un argumento muy usado para descalificar
otras opiniones y presentar las propias como verdades indiscutibles: “Las
escuelas no pueden ser gobernadas por creencias o percepciones”. Traducción:
las creencias y percepciones ajenas no cuentan, solo valen las de ellos y todo
el mundo las debe aceptar.
La pregunta que cabe
-tanto para el gobierno bonaerense como para los legisladores que votaron la
Ley de Identidad de Género en 2012- es por qué una escuela, que no debe ser
gobernada por percepciones, tiene que aceptar sin más trámite la
“autopercepción” de género de un niño de 7 o de un adolescente de 12 que de
pronto dice ser del sexo opuesto.
Contra lo que dice
el funcionario, el “conocimiento” que transmiten vía ESI no está
científicamente validado. Es doctrina queer, negación de la biología, negación
del binarismo sexual, obsesión con las minorías sexuales (que de minorías pasan
a ser hegemónicas en el enfoque de la temática sexual), etcétera.
La DESI creada por
el gobierno bonaerense ha producido una ingente cantidad de materiales -todos
en neolengua inclusiva (otra impostura que no está validada por ninguna
academia)- entre los cuales hay una lista de 21 libros -la mitad de ellos
destinados a los alumnos, y el resto a la formación docente- cuyo contenido no
deja lugar a dudas sobre el enfoque queer (ideología de género) que se le está
dando a esta temática. La Dirección General de Cultura y Educación repartirá
más de un millón de ejemplares a todas las escuelas primarias y secundarias de
la provincia.
La carátula del
documento sobre la ESI con el llamativo rótulo "NO DIVULGAR". Se
trata de la lista de textos que la Dirección General de Educación bonaerense
repartirá en las escuelas
Es raro que un
texto destinado a difundir los objetivos de esta política de Estado sea secreto
para el público. En especial, que se lo oculte a las familias de los niños
destinatarios de esta enseñanza que, según Sileoni, está respaldada por la ley.
¿Mala conciencia? En todo caso, al pie de esta nota se encuentra el documento
completo. La bibliografía destinada a los niños no tiene por qué ser “secreta”.
El texto ofrece
“herramientas pedagógicas” para abordar “temáticas de relevancia” y “contenidos
ineludibles”, que deben ser abordados “tanto con las y los estudiantes, como
así también entre las y los docentes”. Los libros han sido seleccionados con la
intención de “formar lectoras y lectores críticos, atentas y atentos a la
perspectiva de derechos, la equidad de género, el respeto por la diversidad, la
afectividad y la pedagogía del cuidado”, definidos como los 5 ejes de la ESI.
El primer título
propuesto es “Rey y Rey” para “estudiantes de inicial y primaria (Primer
ciclo)”, es decir niños de 4 a 7 años. El libro “relata las peripecias de un
príncipe apremiado por su familia a elegir esposa”, pero que “ve pasar decenas
de princesas y ninguna le convence hasta que aparece una con su hermano”, y
entonces el príncipe “se enamora del joven, siendo correspondido”. Un texto que
permite “mostrar las diversas configuraciones familiares a partir de un cuento
de amor”.
Luego viene “Otra
Caperucita Roja”, texto feminista y deconstructor para niños de primaria.
“Garantizar la equidad de género - Cuidar el cuerpo y la salud” son los
objetivos de ESI que cumple este libro. “En esta nueva versión del clásico
cuento se puede trabajar el rechazo al androcentrismo y al patriarcado como
modelos de sociedad”, explican. Además, “se reflexiona sobre el esquema
repetitivo de los cuentos infantiles en el cual las protagonistas son mujeres a
las que se les instaura el temor y que siempre hay un hombre que las salva…” Me
pregunto si Hansel y Gretel tienen esa categoría o si los sufrimientos de
Pinocho son también andocentrismo…
Le sigue -no podía
faltar- “El mar y yo”, la historia de una niña que está atravesando una
transición de género”. Dice el documento que “este cuento [es] una invitación a
bucear en la libertad de las infancias y a imaginar posibilidades infinitas” y
“a través de sus páginas, se abordan temas como la identidad de género”, etc.
¿Destinatarios?: niños de inicial y primaria.
El siguiente
texto, “Heartstopper 1. Dos Chicos juntos”, es para estudiantes de secundaria.
Su temática: “Las distintas formas de ser joven según los contextos y las
experiencias de vida. Construcción de identidad y proyecto de vida. (...) El
relato despliega una historia de amor entre dos jóvenes [que] permite trabajar
la diversidad, la singularidad de cada persona; (...) y la superación de
prejuicios y actitudes discriminatorias”.
Como no bastaba
con lo anterior, otro texto para secundaria es “NICK Y CHARLIE. Una novela de
Heartstopper”, continuidad de la anterior, una historia que “profundiza en los
sentimientos, las dudas y los desafíos que enfrentan Nick y Charlie”, y a
través de ella “se transversalizan varios temas como Derechos Humanos y
Libertad Individual: todas las personas tienen derecho a ser felices,
independientemente de su orientación sexual”. “La homosexualidad no debería ser
motivo de discriminación o exclusión”, dicen, cuando hace mucho tiempo que no
lo es en nuestro país.
Viene luego
“Crianzas. Historias para crecer en toda la diversidad”. “Este libro -aseguran-
abarca en forma contundente los cinco ejes de la ESI”. Consiste en “una carta
de una tía (mujer trans de un barrio popular) a sus sobrinas y sobrinos”.
“Clara y el hombre
de la ventana” es para estudiantes de primaria. Habla del “vínculo entre una
niña y un hombre que vive recluido en su casa, rodeado de libros y con la
lectura como única ligazón con el mundo externo”. El contacto entre ambos
permitirá a la niña “crecer en libertad” y al hombre “mostrar su verdadera
identidad sexual”.
Otro de los libros
sugeridos, “El hombrecito y el perro”, permite trabajar, “diferentes temáticas
de ESI, como ser la discriminación y malos tratos entre pares por aspectos
vinculados a la apariencia física, la valoración del propio cuerpo y de las
demás personas, las relaciones de amistad y los celos”.
A esta altura cabe
preguntarse ¿qué tiene que ver eso con la educación sexual? Los valores de respeto
y no discriminación se inculcan en la escuela desde siempre. Y en la mayoría de
las familias. ¿Desde cuándo hizo falta la educación sexual para enseñarle a un
chico a respetar a los demás?
En realidad, lo
que se busca es como dice el texto, “interrogarse sobre los roles de género” y
“nuevas formas de masculinidad y femineidad”. O sea, deconstrucción, más
mentira sobre el patriarcado y la eterna discriminación de la mujer que en
nuestro país ya es historia. Y el ataque a la masculinidad que, como sabemos,
es tóxica. Se sustituyen unos prejuicios por otros, unos preconceptos por
otros: los hombres son violadores en potencia, las mujeres víctimas eternas, el
género nada tiene que ver con el sexo biológico, etc.
Hay un par de
textos más destinados a hablar de la diversidad de los cuerpos, o de la
aceptación de lo diverso, pero curiosamente en la temática de la educación
sexual no entran las relaciones heterosexuales, no hay concepción, ni gestación,
ni nacimientos. No se habla de los aparatos reproductivos masculino y femenino.
¿Eso no es conocimiento científicamente validado? ¿Son percepciones?
En cuanto a la
lista de textos teóricos para la formación docente, queda todo claro desde el
primer título: “TRANS-formando la ESI. Por una Educación Sexual Integral para
todes”.
Este texto para
docentes de secundaria y superior apunta a “garantizar la equidad de género”,
entre otras cosas. Pero ¿acaso la equidad de género no está ya garantizada en
este país? ¿Conocimiento científicamente validado es mentirles a los niños (y
niñas) diciéndoles que en Argentina no hay equidad de género? ¿Qué pruebas
sustentan esta tesis? ¿Qué leyes, normas o instituciones consagran la
superioridad del varón sobre la mujer en nuestro país? Ninguna. Es subjetividad
pura o, para decirlo en palabras de Sileoni, son creencias y percepciones.
Ideología.
Las autoras “nos
presentan en este libro el camino de deconstrucción que inician desde ellas
mismas, la necesidad de aprender, cuestionarse, para luego poder enfrentar a
las instituciones y a la sociedad, explicando y enseñando de qué se habla
cuando se habla de niñeces trans”, explica el documento.
Sobre este tema sí
existe un conocimiento científicamente validado: el del Informe Cass al que ya
me referí y que muestra que se ha estado usando bloqueadores de pubertad y
hormonas en menores de edad de modo experimental y que esos tratamientos tienen
graves efectos secundarios y causan daños irreversibles. De eso en la ESI no se
habla.
Sería interesante
que los padres de los chicos que recibirán estas clases hagan uso de su derecho
a la información e interpelen a las autoridades educativas -no sólo bonaerenses
porque esto de la ESI es contagioso- y les envíen preguntas sobre el fundamento
científico del contenido propuesto, sobre la selección de autores en los que
apoyan sus “percepciones” -todos deconstructivistas-; qué especialistas
(médicos, biólogos y psicólogos los han asesorado; por qué las clases y los
materiales de ESI no hablan de concepción, gestación y nacimiento (de hecho, si
quieren ofrecer conocimiento científicamente validado, hay muy buenos videos de
la gestación en el vientre materno, por ejemplo; o eso está vedado? ¿o no es
ciencia?), etcétera, etcétera. Y finalmente: ¿por qué la lista de textos
propuestos para alumnos y maestros es “de uso interno” y no debe ser divulgado?
Las autoridades tienen la obligación de brindar información al público, a cualquier
ciudadano que lo solicite.
Volviendo a la
lista de Sileoni, otros títulos para los docentes son “¡Pido gancho! Género y
nuevas masculinidades en la clase de educación física”; “Educación Sexual
Integral con perspectiva de género. La lupa de la ESI en el aula”; “Educación
Física: rupturas y avances. Propuestas para implementar la ESI”; “Diversidad y
Género en la Escuela”; “La ESI en la Práctica. Trayectos y escenarios posibles.
Docentes que ponen el cuerpo” (¿?); “Vaivenes de la Ternura. ESI en el Nivel
Inicial. Distancias y cercanías entre familias y escuelas” y, no podía faltar:
“Lenguaje Inclusivo y ESI en las aulas”.
Luego vienen
materiales pedagógico-didácticos. ”Infancias Libres” propone “actividades para
educación en géneros”, como el desarrollo de diversos talleres “afirmando que
la construcción de los géneros nos atraviesa a todas y todos”.
“Identidades.
Niñez, adolescencia e identidad de género” es un libro-juego, en el que “se
trabaja la libertad de autopercibirse, proporcionando imágenes de cuerpos
diversos” o se propone “una página en blanco con el contorno de una silueta,
invitando a cada persona a dibujarse a sí misma y construir su propia identidad
desde su mirada”.
En concreto, los
autores de esta lista adhieren a la idea de que nacemos sin identidad sexual,
nacemos neutros, y nos van construyendo o nos construimos a nosotros mismos
según nuestra percepción. La teoría que llevó a John Money -autor del concepto
de que “el sexo se asigna al nacer”- a desarrollar su fallido y siniestro
experimento con gemelos (pueden leer la historia aquí).
“¡Menstruación,
aquí estamos! Derechos sexuales y discapacidad” es una “guía de
sensibilización” sobre “derechos sexuales y educación menstrual a niñes,
adolescentes y jóvenes”, que a la vez “da a conocer cómo transitan estos temas
las mujeres y disidencias con discapacidad”.
Pero la palma se
la lleva “Geografía y Educación Sexual Integral. Aportes para la enseñanza de
los espacios contemporáneos”. Difícil tomarlo en serio. “A partir de una geografía
renovada con un rol más activo, crítico, que integra la noción de conflicto, la
ESI encuentra un lugar de relevancia, pero sabiendo que no basta solo con eso,
sino que es necesario superar los planteos cisheteronormativos y binarios
brindando explicaciones a partir de marcos teóricos que reflexionen sobre los
procesos socio espaciales desde la teoría de género, de la interseccionalidad y
la decolonialidad”. No falta nada.
En la presentación
del libro se preguntan “qué tiene que ver la geografía con la sexualidad”. La
respuesta de sentido común es: nada. Este texto poco tiene que ver con la
geografía: es sólo una excusa para difundir los conceptos más caprichosos e
infundados del feminismo ultra: “ecofeminismo”, porque ya sabemos que el que
contamina es el varón; el “ambientalismo feminista” y la “ecología política
feminista”, o sea otras maneras de macanear con lo mismo; aborda temas como “la
creciente feminización de las migraciones” y “la pobreza en Argentina desde la
perspectiva de género” porque también sabemos que todo afecta más a las mujeres:
la pandemia, el cambio climático, la pobreza… Si las cifras no lo confirman se
las retuerce.
Se habla también
de “la división sexual del trabajo” (la explotación ya no es capitalista sino
sexual). El derecho a la ciudad feminista es otra temática de esta nueva
geografía, muy científica como se ve. En la página 89, se pide a los alumnos
que reaccionen ante dos imágenes: una que dice “el capitalismo también depende
del trabajo doméstico” y otra “eso que llaman amor es trabajo no pago”. Esta
última es particularmente llamativa. Si quedaba algo por demoler de la
heterosexualidad me parece que va por acá.
Ahora bien, como
se trata de geografía, hay mapas. No de accidentes geográficos o de límites,
sino de mujeres migrantes y del paro internacional de mujeres... El mapa
permite estudiar qué continentes convocan al paro y cuáles no y por qué.
Apuesto a que los primeros son los continentes en los que la mujer es libre y
goza de los mismos derechos que el varón.
¿Este es el
conocimiento científicamente validado del que habla Sileoni?