del laicismo al vendaval de Milei
POR IGNACIO
BALCARCE
La Prensa,
07.01.2024
La llegada a Casa
Rosada de un presidente que se define liberal libertario hace que nos ocupemos
de esta ideología senil y mohosa, pero con capacidad para reciclarse
periódicamente, captar nuevos seguidores, seducir jóvenes y atrapar incautos.
No se trata de una
simple doctrina económica ni de un mero proyecto para adelgazar el Estado; al
contrario, es la teoría política que hizo del Estado un dios, absorbiendo todas
las instituciones y funciones de la sociedad civil, para concluir dirigiendo
una disociedad fundada en el individualismo, el relativismo y el permisivismo,
y todo eso coordinado por insoslayables parámetros economicistas.
Horacio Sánchez de
Loria Parodi –Doctor en Derecho,
Doctor en Filosofía, Licenciado en Psicología, Miembro de la Academia Nacional
de Historia, Miembro de la Sociedad Tomista Argentina, etc.- ha estudiado el
fenómeno liberal, su impacto en la Argentina y la resistencia católica. Su
mirada del asunto es esclarecedora para comprender la configuración social
actual, las raíces de la descomposición moral vigente y las posibilidades de
organizar una defensa cristiana y patriótica. Sus detalladas y minuciosas
investigaciones arrojan luz sobre una mentalidad que suele presentarse en
partes, eligiendo sus rasgos positivos, y callando la estela de males que ha
insuflado sobre una comunidad que corre riesgo de perder su sello identitario.
Es que el
liberalismo -explica en su ensayo sobre los inicios de la guerra cultural en
Argentina- no cambia sólo la estructura jurídico-política del país, sino que
persigue la transformación de la estructura sociológica basada en un núcleo comunitario-religioso
por un modelo pluralista laico que tiende a romper la unidad católica.
Sánchez de Loria
advierte que la secularización es la nota fundamental del liberalismo. Es un
intento de organizar la vida social de espaldas a Dios, de lo que derivan otras
notas como el contractualismo basado en el individuo autosuficiente,
desvinculado del entorno natural comunitario; la soberanía popular; ausencia de
finalidad ética para la política; libertad como autonomía moral del individuo;
igualitarismo; derechos desvinculados del bien, etc. Todo esto se esquematiza
en un formato jurídico-político secular que viene a garantizar libertad para
comerciar y enriquecerse. Ya sin compromisos con Dios y el prójimo el camino
para la acumulación desmesurada de capital queda abierto. El eclipse religioso
y el individualismo egoísta legitiman la riqueza mórbida sin función social.
Las ideas de la libertad llegan siempre acollaradas a la codicia y el afán de
lucro.
PROCESO LENTO
El liberalismo
emerge de un proceso lento con varios capítulos sucesivos, tiene un punto de
inflexión nítido con la Reforma Protestante, pero es en las entrañas de las
sectas iluministas del siglo XVIII donde recibe el impulso vertiginoso que lo
expande por todo Occidente, generando adhesiones oportunistas, reacciones
parciales y reacciones totales.
De este modo se
convierte en la ideología que configura el mundo moderno, caracterizado por la
impronta secularista. Cuando el liberalismo muestra sus deficiencias y su
capacidad para crear desigualdad y pobreza van a aparecer las perspectivas
socializantes, pero ya contaminadas por secularismo liberal e inclinadas al
ateísmo, llegando al materialismo más grosero y la negación de las
instituciones naturales.
El liberalismo
logra afincarse en nuestras tierras con la caída de Rosas. Inspira la
Constitución de 1853 y desde entonces lucha por demoler la tradición política
hispánica e imprimirle a la sociedad una nueva cosmovisión. La impronta liberal
que quiso modernizar el país difundiendo las ideas del positivismo científico y
del Progreso tuvo su etapa más candente a finales del siglo XIX.
Sánchez de Loria
ha dedicado una serie de trabajos a estudiar la actuación de los católicos en
ese período explosivo. Se destacan sus libros referidos a José Manuel Estrada,
Tristán Achával Rodríguez, Fray Mamerto Esquiú, Indalecio Gómez, Apolinario
Casabal, Félix Frías y José Benjamín Gorostiaga.
Grupo de católicos
que defendieron la causa de Dios y la patria desde los diarios de la época,
creando agencias culturales por todo el país, y trenzándose en acalorados
debates parlamentarios con los alfiles del liberalismo masónico y laicista de
la generación del ‘80, encabezado por Roca, Wilde y Leguizamón entre otros, que
intentaban plasmar el proyecto diseñado por Alberdi, Sarmiento y compañía.
RESISTENCIA
La organización
del Estado Nacional emprendía su misión de absolutizarse, devorando a otras
autoridades sociales y con la firme intención de desplazar a la Iglesia y
recluirla en la sacristía. El proceso empezó por la ley de educación laica y de
matrimonio civil, dos grandes golpes a la comunidad en sus bases. Dos heridas
que todavía sangran. Contrariamente a lo difundido, la educación empieza por
esos años su tergiversación esencial y decadencia, y con eso el desmoronamiento
de la familia.
La valerosa
empresa de resistencia católica –digna de imitar por su capacidad de unir
distintas personalidades y trayectorias, y desplegarlas por todo el territorio
en un gran esfuerzo de comunicación, difusión y formación en las ideas
evangélicas- no estuvo exenta de errores. Si bien se apoyaban en el Syllabus de
Pio IX -documento de 1864 que condena los errores modernos, anexado a la
encíclica Quanta cura-, por cuestiones estratégicas y pragmatismo creyeron que
la solución podía darse dentro del sistema, y los esfuerzos se fueron volcando
paulatinamente a conquistar mayor transparencia electoral.
En un país
eminentemente católico y siguiendo consideraciones eclesiales de la época,
pensaron que se podía detener al enemigo en su cancha y con sus armas.
Estimaron que era posible emplear la democracia, los partidos políticos, cierto
tipo de laicidad y la defensa de las libertades individuales para anular a un
rival que en número y popularidad era minoritario, pero no fue así. José Manuel
Estrada, radiante líder de esas contiendas, hombre de discurso caudaloso e
hipnótico, va a reconocer al final de su vida las muchas equivocaciones que
existieron al plantear el conflicto. Esto se encuentra documentado en la
semblanza que el autor dedica a Estrada, donde rastrea el itinerario que lo
conduce del liberalismo católico al ultramontanismo.
Lamentablemente
debemos decir que esos errores, que deberían servir para no repetirlos, fueron
reformulados en el siglo XX por la filosofía personalista de Jacques Maritain y
su propuesta de nueva cristiandad, que cautivó a tantos creyentes. Este
programa político marcó un acercamiento entre la Iglesia y la ideología liberal
que hasta entonces había sido severamente condenada, por lo menos en lo teórico
-en la práctica ya se daban acercamientos acomodaticios-. Desde entonces la
confusión doctrinal no ha hecho más que crecer.
OTROS TRABAJOS
Nuestro autor ha
escrito numerosos artículos orientados a desentrañar la infiltración liberal en
la región, su choque con la religión y los delicados procesos de organización
política, jurídica e institucional del país. Estos temas afloran en todos sus
trabajos y le dan unidad a su obra. Otros valiosos aportes son la biografía
dedicada al hijo de Alejandro Korn, Adolfo Korn Villafañe, jurista católico;
una semblanza de Máximo Etchecopar, diplomático e intelectual nacionalista; un
homenaje al presidente ecuatoriano Gabriel García Moreno asesinado por la
masonería en 1875; una tesis que bucea en el pensamiento de Karl Popper, gurú
de la sociedad abierta y ya referente mítico del liberalismo; un lúcido ensayo
sobre las implicancias de la confesionalidad del presidente; una investigación
sobre las distintas expresiones del fundamentalismo religioso; y un pequeño y
accesible tratado de introducción al liberalismo y sus efectos disgregadores
que consideramos de lectura obligatoria para entender el trasfondo de lo que
hoy vivimos. Recomendamos vivamente todos sus trabajos, editados en Quorum,
Educa y Cathedra Jurídica. Actualmente el historiador -recientemente
incorporado a la Academia del Plata- contribuye publicando artículos en la
revista de tradición hispanoamericana Fuego y Raya.
Los católicos del
año 2024 debemos recoger la lección de Cicerón y abrigar la historia como magistra
vitae para no seguir tropezando con las mismas piedras del pasado. Desmantelar
los engaños del presente necesita de una mirada retrospectiva, escrutadora de
lo acontecido, y a eso presta generosa colaboración la obra que hemos querido
reseñar.
El esfuerzo
intelectual de Sánchez de Loria vertido en una vasta bibliografía, es un aporte
imprescindible para todos aquellos preocupados por comprender las relaciones de
la religión y la política, en un momento en que los criterios liberales son
hegemónicos y se hace muy dificultoso encontrar dirigentes que sepan sortear
esos moldes que configuran la razón moderna.