“José Pampuro, presidente provisional del Senado, es un buen hombre y un buen funcionario, pero por primera vez se le conoció públicamente una obra de bien: lo mandó a descansar a Quindimil y le manoteó la municipalidad de Lanús. Es caso es un ejemplo también de que las aseveraciones sobre un supuesto fraude decisivo carecen de argumentos comprobables. Quindimil debía hacer el fraude en Lanús y perdió Lanús. Aníbal Fernández fue el responsable político de las elecciones más desordenadas y traumáticas desde 1983. Debió ser el jefe fáctico del fraude nacional, pero perdió su bastión de Quilmes, donde fue intendente y caudillo local hasta el domingo.
Juan Carlos Romero, el duro líder del peronismo de Salta, perdió Salta. El vicepresidente electo de la Nación, Julio Cobos, perdió la provincia que gobernaba, Mendoza. El propio Kirchner volvió a perder la intendencia de Río Gallegos a manos de un radical. Las elecciones fueron caóticas y humo algunas, o muchas travesuras, pero no estuvieron en condiciones de modificar el resultado final de ninguna eleccion.”
“Delia Ferreira Rubio, una de las más prestigiosas especialistas en temas electorales, dice que el inconveniente medular en las elecciones del domingo fue la ausencia de fiscales, y sostiene -en esto coinciden casi todas las fuentes- que eso se debe a la crisis de los partidos.”
“Sin embargo, contra lo que suponen algunos respecto de que el problema se solucionaría con el voto electrónico, Ferreira Rubio tiene enormes reparos. Voto electrónico con gente que trampea es más peligroso, porque se puede hacer fraude en forma mucho más disimulada.”
“De hecho, unos pocos países tienen generalizado y aceitado el sistema de voto electrónico -India, Brasil-, varios están en la etapa experimental, pero lo más común en América latina -y en países como Alemania, Australia, Italia, Nueva Zelanda- es el voto manual con boleta única.”
“Además de que una transición hacia el voto electrónico sería escalonada (a Brasil le llevó 16 años), para extenderlo a todo el país harían falta unas 80 mil máquinas. Cada una cuesta alrededor de tres mi dólares.
En cambio, pasar de las boletas por partidos a un sistema de boleta única sería más rápido y más económico. Requeriría, entre otras cosas, una ley que modificara el sistema electoral, lo que exige mayoría absoluta del total de miembros de las cámaras.”
(La Nación, 4-11-07)