viernes, 4 de enero de 2008

Poder contractual

“El impulso que mueve al kirchnerismo, más que emocional, es contractual. Si algún miembro del esquema de poder se debilita en su provincia como le pasó al misionero Rovira, se lo expulsa de inmediato de la telaraña.
Decimos que esta topografía territorial del poder es contractual porque los Kirchner no necesitan enamorar al país con un carisma que no tienen; les basta con disciplinar a sus asociados mediante pactos bilaterales. Los intereses recíprocos son aquí más fuertes que las emociones populares.
En la Edad Media prevalecía un edificio de poder cuyos ladrillos eran los llamados pactos de vasallaje. El rey mantenía la lealtad de los grandes señores y éstos la de los pequeños. Mediante el llamado pacto de vasallaje, cada poder ofrecía protección a su subalterno a cambio de un tributo. La Edad Media anudó así una red de apoyos recíprocos finalmente económica. Feudo proviene de la voz indoeuropea peku, asociada a pecuario y a pecunia, los dos bienes móviles que transportaban en sus correrías los invasores bárbaros. También de peku proviene peculado.
El poder feudal, fragmentándose en los diversos hilos de una inmensa telaraña dio protección a los europeos de las invasiones bárbaras. Fue efectivo y salvador en un tiempo anárquico. Difícilmente podríamos compararlo empero con el orden republicano, en el que impera la libertad de los ciudadanos. Un orden que tuvo su apogeo en la democracia ateniense y en la República Romana, y que hoy vuelve en las democracias avanzadas. Un orden que, todavía, nos está faltando.”
(Mariano Grondona, La Nación, 2-9-07)