viernes, 4 de enero de 2008

Las papeleras del papelón


El pronunciamiento de la Corte Internacional de La Haya, puede hacer pensar a algunos que la posición de la Argentina ha mejorado. En realidad, los especialistas en derecho internacional sabían desde el comienzo que nuestro país no tiene ninguna posibilidad de ganar este pleito, habiéndose producido sólo una resolución sobre una cuestión accesoria. El motivo es que la mayoría de los jueces de este tribunal se fundamentan habitualmente en el derecho consuetudinario, y el hecho de que las plantas radicadas en el Uruguay utilicen la tecnología ECF que es la misma que usa el 70 % de las plantas de celulosa en todo el mundo, hacen que el resultado sea previsible. Si el fallo admitiera la tesis argentina de la grave contaminación que producirán estas plantas, significaría que queden cuestionadas automáticamente las plantas similares de Europa y Estados Unidos.
Por otra parte, se ha conocido que la defensa uruguaya, para la cuestión de fondo -que se resolverá cuando ya la empresa Botnia esté produciendo pasta de celulosa-, incluirá un informe técnico elaborado conjuntamente por especialistas argentinos y uruguayos (La Nación, 21-1-07). Dicho informe pertenece al grupo “Ambiente y Desarrollo”, coordinado por Gustavo Braier, y en el se refuta el estudio realizado por la Universidad La Sapienza, de Roma, que encargó Adolfo Pérez Esquivel y fue anexado al informe argentino ya presentado en La Haya.
El profesor Marcelo Conti, de La Sapienza coordinó un grupo de estudio (GTE) que confeccionó el informe mencionado, que fue sometido a un riguroso análisis por profesionales argentinos y uruguayos. El informe de Ambiente y Desarrollo está firmado por:
Argentinos
-Agustín Viale, ingeniero industrial, con 40 años de experiencia en la industria papelera;
-Mario Féliz, doctor en bioquímica y profesor de la Universidad Nacional de La Plata;
Uruguayos
-Oscar Ventura, investigador de química, con experiencia internacional;
-Walter Isabella, profesor de química, con experiencia en papeleras argentinas;
-Luis Anastasía, consultor en temas de impacto ambiental.

El GTE del profesor Conti sólo estudió los informes de las consultoras EcoMetrix y Hartfield, siendo de destacar que en el grupo no hay expertos en temas relacionados con la industria de la celulosa. Además, Italia no posee experiencia en la fabricación de pasta de celulosa. Tampoco consultó el grupo los informes de impacto ambiental realizados en Uruguay sobre estas fábricas, ni tuvieron en cuenta los detallados modelos fisicoquímicos y computacionales existentes.
Estos factores condujeron a errores relevantes en el informe, que resulta tendencioso y no tiene ninguna base científica. Algunos de las críticas señaladas:
-Confunden procesos como el de fabricación de pasta (objeto del estudio), con el de fabricación de papel, que es un proceso diferente y no se realizará en Uruguay.
-Ignoran que el Convenio de Estocolmo y todos los especialistas de prestigio, coinciden en que en los procesos estudiados no se producen dibenzo-p-dioxinas o dibenzofuranos policlorados en niveles detectables.
-Ignoran la existencia de mecanismos de eliminación y mitigación de las emisiones (notablemente los barros biológicos y los precipitadores electrostáticos) o el significado de las BAT (mejores técnicas disponibles, por su sigla en inglés).
-Basa el análisis del proceso productivo en datos obtenidos de álamos, abedules y abetos, cuando las papeleras uruguayas utilizarán eucalipto como materia prima.
-Se habla de sumatoria continua de aportes contaminantes, como si los efluentes fueran vertidos en una charca sin flujo, cuando en realidad se los vierte en un ambiente receptor (el río Uruguay) que aún en la situación más crítica de su historia tiene un caudal comparable con el Elba, donde se vierten los efluentes de la moderna planta de Stendal, en Alemania.
-No hay ningún análisis matemático, computacional, químico o físico, que respalde las opiniones del informe Conti, que por lo tanto presenta un escaso valor académico.

Todos los procesos de producción de pulpas celulósicas producen algún grado de contaminación, pero actualmente se ha avanzado tanto en las medidas de mitigación que sus emisiones son mínimas. El grado de contaminación que presentan hoy las fábricas modernas de pulpa celulósica, es comparable a la de cualquier otra industria. Pero, para tratar de esclarecer sobre el conflicto con Uruguay sobre las papeleras, Ambiente y Desarrollo detalla las que llama:

Siete mentiras anticapitales

1. Se repite continuamente que la planta de Botnia en Fray Bentos, será la más grande del mundo (Un millón de toneladas/año).
En Finlandia, en el pueblo de Imatra, funciona la planta de Stora-Benso, que produce 1,1 millones de toneladas al año.

2. Se afirma que las fábricas de celulosa son muy contaminantes.
Finlandia, país pequeño, posee 40 plantas que producen 12 millones de toneladas de pulpa celulosa al año, lo que no le ha impedido ser el país que está a la cabeza del mundo por el cuidado de su medio ambiente.

3. Se afirma que la industria del papel acabará con los árboles de la región.
Finlandia es el país más forestado de Europa.

4. Se asegura que las plantas producirán tantas dioxinas que producirán cáncer en muchas personas de la zona.
Según la EPA (agencia norteamericana de control ambiental), en la actualidad el origen del 85 % de las dioxinas liberadas al ambiente, son de origen no industrial, y la contribución de la industria pulpera es prácticamente nula.

5. Se dice que las pasteras abandonan los países desarrollados para que la contaminación afecte a los países pobres.
La producción mundial de celulosa se aproxima a las 280 millones de toneladas anuales. De ese total, el norte de América, Europa y Japón producen más de dos tercios, en más de 500 plantas de pasta.

6. Creen algunos que estas plantas van a utilizar en Uruguay métodos de blanqueado de pulpa prohibidos en Europa.
El método que la Comunidad Europea ha dispuesto exigir, a partir de 2007, y se exige en Estados Unidos y Canadá, es el ECF, el mismo que usarán las dos empresas que se instalaron en Uruguay. Este método ha permitido eliminar la contaminación de las vías de agua.

7. Se teme que las plantas sobre el río Uruguay afecte el turismo entrerriano.
Finlandia, es un país receptor de turistas de todas partes del mundo; en el año 2004 lo visitaron 5 millones de personas.

La producción de pulpa celulósica

Cada tipo de papel requiere un determinado tipo de pulpa:
1) Pueden fabricarse con pulpas mecánicas o fibras recicladas, especialmente: cartones, higiénicos de calidad media, papel de periódicos, revistas y otros.
2) No se puede incluir fibra reciclada ni pulpa mecánica, en papeles para libros de calidad (porque deben perdurar), en papeles tissue de alta calidad (uso facial por ejemplo, ya que deben estar libres de todo contaminante), ni en pañales descartables (por el mismo motivo). Y estos papeles de alta resistencia deben ser fabricados con pulpa kraft de coníferas.
Debido a esta distinción es que la tecnología TCF (totalmente libre de cloro) que recomienda Greenpeace, sólo es utilizada para producir el 5 % de la pulpa celulósica del mundo, pues no es apta para la fabricación del segundo tipo de papel.
La fabricación de pulpa kraft cuenta con un sistema de recuperación de reactivos, que además de minimizar su descarga al efluente, genera la energía que necesita la fábrica para funcionar. Las propuestas más actuales para transformar al proceso kraft en una tecnología limpia, se han tratado en Comités Internacionales (como la comisión de Helsinki, en el año 2004), que definieron acciones para limitar las emisiones y descargas.
El mayor problema es el blanqueo de las pulpas kraft. Este ha sido modificado substancialmente en los últimos 20 años, de forma tal que actualmente produce la misma contaminación que otros procesos productivos. Una pauta importante que evidencia el cambio en la contaminación, al pasar del blanqueo con cloro elemental al sistema ECF (el que se usará en Uruguay), es la recuperación sostenible de ecosistemas acuáticos afectados en el mundo, que fue posible por la casi completa eliminación de dioxinas.
Las alertas de consumo de pescado, río abajo de las fábricas de pulpa y papel están desapareciendo rápidamente en el mundo.
Ha afirmado Eduardo Ferreira, director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica, que: “Debajo de Fray Bentos el nivel de dioxina existe por procesos naturales. A todo el barro del río Uruguay le han dado 20 microgramos de dioxina por litro. A partir de las plantas van a tener un microgramo más, eso no es peligroso”.

En conclusión, para la Argentina, analizado el tema con la mayor objetividad, no cabe duda que se trata de las papeleras del papelón.

(Boletín Acción, 102, 26-1-07)

Fuentes: www.ambienteydesarrollo.com.ar
Infobae, 17-12-06
La Nación, 21-1-07
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