Nuestro país figura en el décimo lugar en el mundo por el consumo de marihuana -en relación a su población- y el quinto por el consumo de cocaína (Clarín, 30-5-05). Según datos oficiales, Argentina es el país sudamericano con más alto consumo de cocaína entre estudiantes de nivel medio, y el segundo en uso de pasta base (Clarín, 28-11-06).
Paralelamente, el fiscal general de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, Claudio Palacín, acaba de advertir que hay serios problemas en el combate al tráfico de drogas. Con esa gente [por los narcotraficantes] no se juega y no creo que le haga mucha gracia que pregonemos una campaña real y eficaz contra el narcotráfico en la Argentina. (...) Esta gente debe ver frenos, si no llegaremos al punto lamentable de que se maten fiscales y jueces. Este es el momento de actuar. No queremos acabar como Colombia (La Nación, 16-5-07).
Ni la contundencia de las estadísticas, ni la razonable preocupación de magistrados judiciales desalientan a quienes promueven la despenalización de las drogas. Incluso un legislador, el Diputado Nacional Leonardo Gorbacz (ARI), de Tierra del Fuego, propone en un proyecto de ley, la despenalización de los vendedores minoristas de drogas. En esa tendencia no están solos los dirigentes de izquierda; Cavallo firmó una carta colectiva, dirigida al Secretario General de Naciones Unidas (1-6-1998) pidiendo la legalización de la marihuana. La carta fue suscrita, también, por George Soros, Graciela Fernández Meijide y Adolfo Pérez Esquivel.
En un panorama de tanta confusión, no nos puede extrañar que ya se venda en Buenos Aires una revista que promociona el consumo de marihuana. En efecto, en los quioscos se consigue “thc, la revista de la cultura cannábica”. El título es la sigla de tetrahidrocannabinol, principal sustancia química psicoactiva de la marihuana. Como la promoción del consumo constituye un delito, los editores de la publicación advierten a los lectores: Tanto el derecho a acceder como el de difundir información constituyen garantías fundamentales aparadas constitucionalmente ...por lo que de ninguna manera el ejercicio de las mismas puede constituir delito penal alguno.
En el número 3, de abril de 2007, la revista ofrece diversas secciones, desde recetas de cocina cannábica, hasta consejos sobre la iluminación y el riego para cultivar los mejores ejemplares de cannabis sativa.
No está demás recordar el análisis que realizó el CELAM sobre las causas de la drogadicción:
-El ambiente consumidor, de bienestar simplemente material, de felicidad superficial y artificial.
-La apetencia de tranquilizantes ante el agobio de problemas.
-El facilismo en que se refugia el hombre moderno.
-La sujeción incondicional a la moda que opta siempre por modelos vacíos y precarios.
-Los trastornos de personalidad frente a sí mismo por fallas de identidad: frente a la familia por desajustes afectivos, desarmonías, incomprensiones; y frente al grupo social por presión, rechazos y conflictos entre iguales.[1]
Debemos agregar que la experiencia indica que la alta disponibilidad de drogas fomenta la tolerancia y la aceptación social del consumo, lo que, a su vez, estimula el aumento de la oferta. Precisamente, en la fecha, un ex Presidente afirmó en un programa de televisión que, como el combate a la drogas recae en sólo 60 jueces federales, es inútil tratar de evitar la comercialización, y el Estado debe concentrarse en reducir los daños que produce el consumo de drogas.
(Boletín Acción, 109, 17-5-07)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
[1] CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano, Departamento de Pastoral Social, Santafé de Bogotá, 1993, pág. 187.