Silvia Naishtat
Clarin.comiEco23/07/16
Aunque el costo argentino sigue por las nubes, el mar
nos da sorpresas que, para un experto como Julio Torre, director de la revista
Redes & Seafood, “no se terminan de entender”. Torre se refiere al
langostino, con barcos que pescan por día unas 9 toneladas, “un volumen que no
existe en ningún lugar del mundo y que da cierta tranquilidad a este sector”.
La pesquería tiene sus años, pero hace tres que cruzó la barrera de las cien mil
toneladas, y en este 2016 hay un incremento de 17% de las capturas en
comparación con 2015, que ya había resultado bueno.
El langostino, una especie de ciclo anual, es
territorial y sus hembras que desovan en enormes cantidades. Si no hay un
fenómeno climático que lo frustre, genera exportaciones para un mercado
internacional, extrañamente animado. Rusia, castigada por Occidente, está
comprando. China, también. Y están quienes aseguran que el langostino
argentino, por su característica de salvaje y natural, es buscado, pese a la
competencia que le plantea el langostino de cultivo, como el Vannamei.
De acuerdo con Tomás Gerpe, subsecretario de Pesca,
los recursos naturales pesqueros producen 750.000 toneladas anuales y embarques
por US$ 1.500 millones. El funcionario asegura que “la devaluación y la quita
de las retenciones, permitieron superar la presión de los costos internos, que
coincidió con la baja de los precios internacionales”. Pero el milagro del
langostino contrasta con lo que ocurre con el calamar. Según Gerpe, la sobre
captura por fuera de la Zona Económica Exclusiva, sumada a la corriente de El
Niño, ha hecho que en lo que va de 2016 solo obtuviéramos 47.000 toneladas
frente a las 121.000 toneladas de 2015. A modo de compensación, la merluza
hubbsi creció 10%.
¿A juzgar por esta información, llega el prometido
“segundo semestre” a la pesca? “Estamos trabajando”, fue la lacónica respuesta
del funcionario.