“un rápido aumento de la destrucción del
empleo en el mundo” por la pandemia
Por Ricardo Carpena
Infobae, 8 de abril de 2020
La Organización
Internacional del Trabajo (OIT) consideró que "enfrentamos la crisis más
grave desde la Segunda Guerra Mundial” debido a la pandemia de coronavirus, que
está produciendo “consecuencias devastadoras” para el mundo laboral como “un
rápido aumento de la destrucción de empleo en el mundo”. En ese sentido, se
prevé que “el aumento del desempleo a finales de 2020 supere con creces los 25
millones de desempleados”.
En su segundo informe sobre
las consecuencias laborales por el avance del coronavirus, el organismo destacó
que “la crisis por la pandemia ocasionada por el COVID-19 se ha intensificado y
ampliado a escala mundial, las repercusiones en la salud pública son enormes y
las economías y los mercados de trabajo están sufriendo perturbaciones sin
precedentes”.
El documento señaló que “las
medidas de paralización total o parcial (de las actividades) ya afectan a casi
2.700 millones de trabajadores, es decir, a alrededor del 81 por ciento de la
fuerza de trabajo mundial”, por lo que estimó que “en el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción del empleo de
alrededor del 6,7 por ciento, el equivalente a 195 millones de trabajadores a
tiempo completo".
De todas formas, afirmó que
“el posible aumento del desempleo mundial en 2020 dependerá sustancialmente de
la rapidez con que la economía se recupere en el segundo semestre del año y de
la eficacia de las medidas políticas para impulsar la demanda de mano de obra”.
En sus recomendaciones, la
OIT destacó que “las respuestas a nivel político tienen que contemplar cuatro
pilares": 1) Estimular la economía y el empleo. 2) Apoyar a las empresas,
el empleo y los ingresos. 3) Proteger a los trabajadores en el lugar de
trabajo. 4): Buscar soluciones mediante el diálogo social.
Por otra parte, puntualizó:
“Además de ayudar a quienes viven de la economía informal, es preciso acometer
iniciativas de apoyo a los trabajadores y las empresas formales para impedir
que la crisis vuelva a sumirlos en la informalidad, socavando lo conseguido en
los últimos años. Es vital que se destinen recursos públicos a apoyar el empleo
y los ingresos de los trabajadores; por lo tanto, es conveniente que la ayuda
financiera y no financiera se suministre estratégicamente para animar a las
empresas a preservar y/o crear puestos de trabajo”.
En su diagnóstico, la OIT
destacó que “el impacto en el mercado laboral dista mucho de ser uniforme y son
sectores específicos los que padecen la mayor parte del colapso de la actividad
económica”. Entre los sectores más afectados, con un impacto alto por la
pandemia, figuran: el comercio al por mayor y al por menor; reparación de
vehículos de motor y motocicletas; industrias manufactureras; actividades
inmobiliarias; actividades administrativas y comerciales; actividades de
alojamiento y de servicio de comidas. “Estos sectores emplean a 1.250 millones
de trabajadores en todo el mundo, lo que representa casi el 38 por ciento de la
fuerza de trabajo mundial”, agregó el informe, que incluye a la industria de la
construcción en un nivel medio de impacto.
“En la situación actual
-aseguró la OIT en el documento-, las empresas de diversos sectores económicos,
en especial las más pequeñas, se enfrentan a pérdidas catastróficas que
amenazan su funcionamiento y solvencia, y millones de trabajadores están
expuestos a la pérdida de ingresos y al despido. Las consecuencias para las
actividades generadoras de ingresos son especialmente graves para aquellos
trabajadores de la economía informal que carecen de protección”.
Según el informe, en todo el
mundo hay 136 millones de trabajadores en actividades de atención de la salud y
de asistencia social, como médicos, personal de enfermería y demás empleados
del sector, que “corren un grave riesgo de contraer la infección por el
COVID-19 en el lugar de trabajo”. “Cerca del 70 por ciento de los puestos de
trabajo del sector están ocupados por mujeres”, indicó.
Advirtió,
además, sobre los riesgos que enfrentan alrededor de 2.000 millones de personas
que trabajan en sector informal de la economía, que “carecen de la protección
básica que los empleos del sector formal suelen ofrecer e incluso de cobertura
de seguridad social”. A su vez, destacó que “su situación es
desfavorecida también en cuanto al acceso a los servicios de atención de la
salud”.
“En las zonas urbanas,
muchos trabajadores del sector informal trabajan en sectores de la economía muy
expuestos a la infección por el virus y otros se ven afectados directamente por
las medidas de confinamiento, como los recicladores de desechos, los vendedores
ambulantes y los camareros, los obreros de la construcción, los trabajadores
del transporte y las trabajadoras y trabajadores domésticos”, sostuvo el
organismo internacional.
La OIT señaló que desde la
evaluación preliminar que hizo el 18 de marzo, “las infecciones mundiales por
el COVID-19 se han multiplicado por más de seis y el 3 de abril de 2020 el
recuento se sitúa en 1.030.628; otras 47.600 personas han perdido la vida, con
lo que el total de fallecimientos
asciende a 541.371”. Y añadió: “A fin de evitar resultados catastróficos
para los sistemas nacionales de salud y reducir al mínimo la pérdida de vidas,
muchos países han comenzado a aplicar medidas de distanciamiento social para
así frenar la propagación del virus”.
Para el organismo que
preside Guy Ryder, “el cierre y la correspondiente interrupción de la actividad
económica, las restricciones de viaje, el cierre de escuelas y otras medidas de
contención han tenido repercusiones repentinas y drásticas en los trabajadores
y las empresas”, tras lo cual sostuvo que según sus estimaciones “en las
últimas semanas ha habido un rápido aumento de los cierres de lugares de trabajo,
y el 81 por ciento de la fuerza de trabajo mundial vive en países donde se ha
ordenado o recomendado el cierre de los lugares de trabajo".
Y agregó: "El empleo en
los países que han decretado o recomendado el cierre de los lugares de trabajo
representa el 87 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de ingreso
mediano-alto y el 70 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de
ingreso alto. El COVID-19 está afectando ya al mundo en desarrollo, donde la
capacidad y los recursos son sumamente limitados”.
El documento advirtió que
“con esta masiva perturbación económica, la crisis por el COVID-19 está
afectando a los 3300 millones de integrantes de la población activa”, por lo
que “la caída brusca e imprevista de la actividad económica está causando una
drástica contracción del empleo, tanto en términos de cantidad de puestos de
trabajo como de horas de trabajo totales”.
Para la OIT, “en muchos
países, la actividad económica se ha visto gravemente restringida en sectores
enteros, ocasionando una fuerte disminución de los flujos de ingresos de muchas
empresas. Con el aumento del número de cierres parciales o totales, que
restringen el funcionamiento de las empresas y el movimiento de la amplia
mayoría de los trabajadores, muchas personas no pueden trabajar; otras han
visto una alteración drástica de sus métodos de trabajo”.