al servicio del NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERAL
(Sir
Henry Kissinger dixit)
José A. Quarracino – Juan Carlos Vacarezza
Movimiento Primero la Patria, 16-4-20
Lo que
a fines del año pasado comenzó como una epidemia en una región de la República
Popular de China con la emergencia del llamado Coronavirus (COVID-19) se ha transformado
en tres meses en un problema mundial, en una pandemia: el famoso virus se ha
hecho cosmopolita, “ciudadano del mundo”, un ciudadano criminal, indeseable y
repudiable, al punto de haberse convertido en el Enemigo No. 1 de la humanidad,
que ha puesto al mundo de rodillas y ha frenado la actividad económica mundial,
excepto la financiera especulativa, la cual no conoce limitación alguna: las
bolsas de valores siguen diariamente activa, los mercados de capital funcionan
normalmente, y las deudas públicas externas de los países no conocen de
cuarentenas, aislamiento ni congelamiento alguno.
La
rapidez de su difusión en el mundo en tan poco tiempo ha llamado la atención,
dando lugar a especulaciones políticas e informativas de todo tipo, desde las
más verosímiles hasta las de muy difícil o imposible comprobación.
Al día
de hoy no estamos en condiciones de aseverar que se trató de un problema
exclusivamente sanitario que a partir de un punto del planeta se expandió en
forma vertiginosa y aleatoria. Tampoco estamos en condiciones de afirmar en
forma tajante que es una maniobra o plan orquestado políticamente por los “amos
del universo” -la Plutocracia Financiera mundial- o por el gobierno chino, para
provocar un freno económico mundial que le ha permitido a éste último salir a
comprar empresas por el mundo a precio vil.
La
economía mundial a punto de volar por los aires
Lo que
es innegable que esta pandemia virósica, con el consiguiente freno a la
economía real a nivel mundial, ha impedido que el sistema económico y
financiero especulativa estallara en el aire y volara en mil pedazos: los
informes económicos Naciones Unidas, de la ONG británica Oxfam, los informes
anuales del banco helvético Credit Suisse, desde hace cinco años hasta hoy, así
como también investigaciones de centros privados de varias partes del mundo han
sacado a la luz, por un lado, la brutal
concentración de la riqueza que sufre el mundo (0,7% de los adultos del mundo
tienen en sus manos el 45% de la riqueza producida) y la inevitable
pauperización y miseria del resto del mundo, y por otro lado el estado de
pre-estallido de la economía mundial (100 billones de dólares el PBI mundial,
260 billones de dólares la deuda planetaria (naciones + corporaciones +
familias); 480 billones de dólares la especulación financiera, no productiva,
anual).
Sin la
pandemia del coronavirus, en menos de un año la economía mundial marchaba al
colapso. Tan grave es la perspectiva que ya en octubre del año pasado, apenas
asumida en el cargo, la nueva directora general del FMI, la búlgara Kristalina
Georguieva, había declarado que el mundo marchaba hacia una desaceleración
económica grave y hacia un freno total de la economía. Además, el 17 de enero
del 2020 informó que no sólo la desigualdad interna de riqueza e ingresos sigue
aumentando en muchos países, sino además que el proceso económico mundial
estaba marchando hacia una “catástrofe financiera”, similar o peor a la gran
depresión de 1930. Dijo esto antes que se iniciara el proceso de expansión
universal del coronavirus a escala mundial
https://mundo.sputniknews.com/economia/202001181090173739-la-directora-del-fmi-pronostica-una-nueva-gran-depresion/
La
profecía pandémica-virósica de Bill Gates
Vista a
la distancia, una anticipación de Bill Gates formulada en Canadá en marzo/abril
del 2015 permite suponer que hay una matriz política que ha impulsado y
potenciado al máximo la irrupción impensada y vertiginosa del ahora famoso
virus de origen chino, o dicho de otra manera, se puede pensar en una conspiración”
política detrás de la epidemia, mediante la utilización de un dispositivo
biológico-virósico para detener no solo el crecimiento económico, sino la misma
actividad económica, para “barajar y dar de nuevo”, o sea, reestructurar el
conjunto de la economía mundial y su actividad, por supuesto para beneficio
total y exclusivo de los “amos del universo”, tal como lo ha formulado días
pasados sir Henry Kissinger, operador político del clan Rockefeller y vocero
del poder financiero mundial.
En su
exposición en Canadá, en el 2015, el famoso empresario Bill Gates anticipó
“proféticamente” la pandemia del coronavirus, sin darle ese nombre. Entre otras
cosas, el magnate dijo que en el futuro próximo los conflictos bélicos iban a
pasar a un segundo plano, para dar paso a las guerras biológicas, no bélicas
(“No misiles, sino microbios”), que la próxima guerra viral iba a ser “muy
infecciosa” y afectaría a más de 10 millones de personas, que los sistemas de
salud existentes no estaban preparados para atender las futuras epidemias (“no
hay sistema”), que los transmisores del virus “no se iban a sentir mal” e iban
a “viajar sin problemas”, que la expansión iba a ser “muy rápida”, que había
que instaurar un “sistema mundial de salud”, etc.
https://youtu.be/6Af6b_wyiwl
Como se
puede apreciar, la profecía de Bill Gates se ha cumplido prácticamente al pie
de la letra. Más que profeta, el magnate estadounidense parece ser el vocero
que anticipó lo que ya se tenía pensado hacer la elite del poder mundial.
La creación
china del Covid-19 y la complicidad de la Organización Mundial de la Salud
En
estos últimos días se ha dado a conocer un documental con abundante información
documentada sobre el origen del coronavirus, su creación en un laboratorio de
la ciudad de Wuhan y la responsabilidad del gobierno y del Partido Comunista
chinos respecto al ocultamiento de su difusión, ocultamiento que hizo posible
su expansión a gran parte del planeta. El documental, titulado El origen del
coronavirus de Wuhan, elaborado por el periodista Joshua Phillip y publicado
por el periódico The Epoch Times.
https://www.youtube.com/watch?..
v=Gdd7dtDaYmM&feature=youtu.be
, presenta
testimonios de investigadores y artículos publicados en prestigiosas revistas
científicas -Science, Nature y The
Lancet, entre otras- y revela, en esencia, que el Covid-19 no es un virus
natural, sino un virus sintético, una creación de laboratorio, un “evento de
recombinación de laboratorio"; que originalmente es un virus de origen
animal, que fue experimentado y combinado con otros materiales virósicos para
infectar a seres humanos; que a fines de enero de este año, el Instituto de
Virología chino solicitó preventivamente una patente para el uso de una droga,
el remdesivir (un medicamento antiviral), en el Covid-19; que uno de los
directores del Instituto es hijo de un miembro importante del Partido Comunista
Chino y con intereses privados en una compañía farmacéutica que encabeza otro
hijo de la elite comunista; y que su creación podría estar ligado al uso militar,
en el marco de una guerra sin restricciones, basada en estrategias que permitan
a una nación menos fuerte combatir a otra más poderosa y así torcer el
equilibrio de poder.
Una “guerra sin restricción que podría asociarse a lo
militar -guerrillas, terrorismo y guerra bioquímica-”, pero también “a lo no
militar -tráfico de droga, envenenamientos, destrucción ambiental y
diseminación de virus informáticos”[1].
No se
sabe con claridad hasta ahora si el virus experimentado se “disparó” o
descontroló hasta provocar la actual hecatombe sanitaria y económica
planetarias, o si se trató de hacer un experimento de campo a nivel universal.
De lo
que sí hay clara evidencia es la responsabilidad criminal que le cabe a las
autoridades máximas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el 31 de
diciembre del año pasado fue informada y alertada nada menos que por el
gobierno de Taiwán (ex China Nacionalista) sobre la aparición de 7 casos de
neumonía atípica [forma diplomática para referirse a la gripe SARS]
precisamente en la ciudad china de Wuhan, cuna y origen de la contaminación
viral. Pero las autoridades y funcionarios responsables de la OMS ni se dieron
por aludidos, negando inicialmente que hubiera recibido información alguna.
Negación que puso en evidencia la mala fe ¿y la complicidad? de la OMS, cuando
el gobierno taiwanés hizo público el comunicado de alerta[2].
Coronavirus
(Covid-19) al servicio del Nuevo Orden Mundial Liberal
Quien
no perdió tiempo en exponer el nuevo ordenamiento mundial que inevitablemente
se configurará en el período de la post-pandemia ha sido sir Henry Kissinger,
quien a pesar de sus años sigue manteniendo una mente lúcida y, por ello,
continúa expresando el mundo futuro que pretende instituir el Poder Financiero
internacional, al amo al cual ha servido durante toda su vida.
Lo ha
hecho en un breve pero denso artículo publicado el 4 de abril ppdo. en el
diario The Wall Street Journal, titulado “La pandemia del coronavirus alterará
para siempre el Orden Mundial”.
En este
artículo, HK sostiene que “el mundo nunca será el mismo después del
coronavirus”, virus que “ha golpeado [al mundo] con una escala y ferocidad sin
precedentes”, propagándose “exponencialmente”, proyectando en Estados Unidos y
en el mundo una crisis que no sólo debe ser resuelta, sino que además debe
estar acompañada por “la urgente tarea de lanzar una empresa paralela [al
esfuerzo sanitario encarado] para la transición” al orden posterior al
coronavirus.
Es
decir, según HK, hay que reconfigurar el Orden Mundial, porque los efectos
disociadores del virus afectan a todos los países por igual, desatando una
“agitación política y económica” que “podría durar por generaciones”. Es decir,
viviremos en un mundo convulsionado y en tensión permanente durante décadas. Y
la única manera de superar este problema actual no se va a basar en el esfuerzo
que haga cada nación en particular y por sí misma, sino solamente a través de
una visión y un programa de colaboración global, liderado por Estados
Unidos[3].
Esta
nueva configuración global se proyecta en tres dominios:
1) La Medicina: para abordar
el “desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías para el control de infecciones
y vacunas proporcionales en grandes poblaciones”. Lo que significa que habrá
pandemias constantes y permanentes, las cuales se constituyen en el nuevo
enemigo que de aquí en más va a poner en peligro la paz mundial: ni el
comunismo ni tampoco el terrorismo islámico son los enemigos de la raza humana,
sino que los virus expandidos a gran escala serán el nuevo enemigo a enfrentar.
Razón por la cual la elite de los comités de expertos científicos se
constituirá en el nuevo poder administrador y colaborador de los “gobernantes”
en la sociedad mundial.
2) La Economía: el derrumbe
económico ya iniciado por motivos “sanitarios” necesitaría de un “Esfuerzo
[descomunal] para sanar las heridas de la economía mundial”, es decir, habrá
que afrontar y resolver el caos inminente que se va a desatar en las
poblaciones más vulnerables del mundo.
3) El Orden Mundial: como lo
afirma explícitamente HK, en relación con el punto anterior, se plantea la
necesidad de “salvaguardar los principios” del Orden Mundial Liberal, una
batalla cultural-espiritual para impedir el resurgimiento de lo nacional y así
proteger la globalización económica mundial impuesta. En otras palabras: este
Orden Mundial Liberal se propone desterrar lo nacional -el ideal de una
Comunidad Organizada sustentada en la gran tradición humanista y cristiana de
la historia universal-, para reafirmar los ideales de la Ilustración moderna,
basados en una concepción individualista del ser humano y de la sociedad como
artificio contractual entre los individuos. En otras palabras: afuera la
“leyenda” de la Patria y de la Nación para imponer la concepción del Individuo
y de la Sociedad, sin memoria ni tradición históricas.
Y
considerando que la Ilustración moderna significó, en palabras del sociólogo
alemán Max Weber, la pérdida del sentido religioso trascendente en la vida
comunitaria –“los dioses han huido del mundo”- para imponer una visión
inmanentista y no-trascendente del individuo y de la sociedad (que ya no es
Patria ni Nación) basada en el culto a la “diosa Razón” , salvaguardar los
principios del Orden Mundial Liberal va a llevar a la guerra contra la fe
religiosa, sus principios y su cultura histórica, para impulsar su destierro y
eliminación de la vida comunitaria.
En
definitiva, para este Orden Mundial, las pandemias, la fe cristiana y la tradición
humanista clásica son los “enemigos” a enfrentar en este “nuevo” mundo
post-coronavirus, porque “las democracias del mundo necesitan defender y
sostener sus valores de la Ilustración”, según dice HK.
¿Qué es
lo que hay detrás de esta locura, de esta irracionalidad que ha planificado la
destrucción del ser humano, de los pueblos y de las naciones en las que
habitan? La respuesta puede ser encontrada en el objetivo genocida formulado en
1974 en el famoso Memorando de Seguridad Nacional 200/74, cuya autoría es del
mismo Henry Kissinger: “[para mediados del siglo XXI] mantener el nivel último
de la población mundial tan cerca como sea posible a 8 mil millones de
personas, en vez de permitir que alcance los 10 mil millones, 13 mil millones,
o más” (“Resumen Ejecutivo”, inciso 28 b).
Es
decir, el objetivo poblacional del Nuevo Orden Mundial Liberal es de 8 mil
millones de personas como máximo al año 2050. Pero desde el año 2000 al año
2019 la población mundial aumentó de las 6 mil millones a las 7 mil 700
millones de personas. En consecuencia, si en 20 años la población mundial
aumentó en 1.700 millones de personas (con todas las políticas poblaciones
antinatalistas funcionando a full), ¿cómo pretenden lograr que en 30 años la
población mundial sólo aumente 300 millones de personas? Sólo a través de
guerras, hambrunas y pandemias.
¿Cómo
enfrentar este genocidio planificado? Para tener esperanzas de éxito, es
fundamental e inexorable fortalecer la identidad histórica-política del pueblo,
reafirmando y restaurando la cultura nacional, como fuente de su vida
espiritual, integrada a la gran memoria y tradición humanista y cristiana de la
historia universal, actualizando el mensaje filosófico y religioso legado por
las culturas greco-latina, cristiana e hispánica.
Sólo
desde este punto de partida se podrá pensar en llevar a cabo la resistencia
política integral contra el genocidio planetario proyectado y forjar un
renacimiento de la Argentina integrada al mundo, con su identidad y
personalidad histórica auténticas y genuinas, artífice de su propio destino y
no instrumento de la ambición de nadie.
José Quarracino -Sec. Político
Juan Carlos Vacarezza - Secretario General
[1]
Para más datos, se puede consultar el artículo “Un documental sobre el origen
del coronavirus asegura que el Partido Comunista Chino ocultó que es sintético
y se filtró de un laboratorio”, publicado el 12 de abril de 2020 en
https://www.infobae.com/america/mundo/2020/04/12/un-documental-sobre-el-origen-del-coronavirus-asegura-que-el-partido-comunista-chino-oculto-que-es-sintetico-y-se-filtro-de-un-laboratorio/
[2] Se
pueden ver más detalles en artículo publicado en el diario Infobae el 14 de
abril de 2020, en Crece el escándalo: Taiwán reveló los correos que le envió a
la OMS en diciembre alertando sobre la epidemia del coronavirus
[3] Para lo cual es necesario desplazar al
actual mandatorio Donald Trump, evidentemente.