ni las colas de los bancos
JULIÁN CAÑAS
La Voz, 04 de abril de 2020
“Lo peor está por venir y
los que estamos en el poder no podemos resolver ni las colas de los jubilados
en los bancos”. La agria sentencia de un funcionario provincial no deja lugar
para el optimismo, para lo que viene.
Hubo alertas desde distintos
sectores. Ayer iba a ser una jornada complicada, por el seguro amontonamiento a
las puertas de los bancos de los sectores más vulnerables: jubilados y pobres.
La situación estaba más
anunciada que la salida del sol, pero no hubo reacción de los funcionarios
nacionales.
Nadie hizo nada, hasta que
las preocupantes imágenes de colas interminables fueron una realidad.
Entonces, se tomó la
decisión, que el jueves parecía imposible: abrir los bancos sábado y domingo.
Había una solución más
fácil: escalonar los días de pago según el último número de DNI.
No es que a nadie se le
ocurrió. Simplemente que el gremio de los bancarios se opuso.
Cuando los desbordes
inundaron las pantallas de TV, el Gobierno nacional decidió abrir los bancos el
fin de semana.
El líder de los bancarios,
Sergio Palazzo –el primer gremialista que apoyó la candidatura de Alberto
Fernández–, hizo mutis por el foro.
Las colas en los bancos
podrían ser una anécdota, pero no lo son. Marcan los problemas para tomar
decisiones y las presiones que existen desde los distintos sectores ante cada
medida.
Con eso tendrán que lidiar
los gobernantes de todos los niveles, en tiempos de cuarentena.
En este contexto de desorientación,
hay un pronóstico poco alentador: lo peor está por venir, en días de pandemia y
de crisis económica imparable.
Las medidas sanitarias para
combatir el coronavirus están en manos de un grupo de expertos que asesora al
Presidente. Esto da cierta tranquilidad, pero sólo en materia de salud.
No pasa lo mismo con el
equipo que debe lidiar con la crisis económica, que se agudizará por la
cuarentena.
Gobernadores
–entre ellos Juan Schiaretti– le advirtieron al presidente Alberto Fernández
que, en caso de no haber un salvataje financiero nacional, el mes que viene se
puede cortar la cadena de pagos.
La crisis arrancará por los
municipios y seguirá con las provincias, ante el desplome de la recaudación.
Los bonos podrían ser otra dramática solución.
La posible salida es más
emisión por parte del Banco Central. Pero esta medida puede acercar el país al
abismo de la hiperinflación. Una historia ya conocida.
En público, Schiaretti no
habla de temas sensibles. Sólo hizo algunos anuncios para afrontar la crisis
sanitaria y económica. Pero no fueron ingenuas las declaraciones del intendente
de Córdoba, Martín Llaryora.
“Las provincias y los
municipios podemos colaborar en salud y en la contención social, pero la
economía la debe resolver el Gobierno nacional”, dijo el intendente capitalino.
Probablemente de manera
coordinada, Llaryora le puso palabra a lo que piensa Schiaretti.
En
esa definición asomó cuál será la estrategia del Centro Cívico, ante la
probable profundización de la recesión: descargar las culpas en la Casa Rosada.
No
hay que ir al archivo para recordar que en 2001 fueron esos los argumentos del
entonces gobernador José Manuel de la Sota: responsabilizar al presidente
Fernando de la Rúa por la crisis.
El país vive un escenario
inédito: pandemia y crisis económica. Y hay estrategias y errores en la toma de
decisiones que se mantienen inalterables.