para afrontar la crisis
Cadena 3, 12/04/2020
A través de una carta dirigida a
los movimientos sociales por el Domingo de Pascuas, y en medio de la emergencia
por coronavirus, el Papa Francisco
reclamó este domingo la aplicación de un "salario universal" que
garantice un piso de ingresos para toda la población.
"Tal vez sea tiempo de
pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e
insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa
consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos",
pidió el Sumo Pontífice.
La idea de un "Salario
Universal", que impactaría especialmente en el universo de la economía
popular que agrupa a los trabajadores informales, ya estaba presente en un
sector del Frente de Todos y la había expresado públicamente el sábado el
diputado nacional Itai Hagman, cercano al líder de la CTEP, Juan Grabois, quien
hace tiempo impulsa la medida.
Al finalizar una Semana Santa
marcada por las restricciones debidas a la pandemia de covid-19, el pontífice
dedicó su bendición "Urbi et Orbi" (a Roma y el mundo) a "los
que han sido afectados directamente por el coronavirus".
En ese marco, en una Basílica de
San Pedro vacía, rezó especialmente para que haya "esperanza a quienes aún
están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que
están solas".
En su mensaje, Jorge Bergoglio
recordó a quienes viven "un tiempo de preocupación por el futuro que se
presenta incierto, por el trabajo que corre el riesgo de perderse y por las
demás consecuencias que la crisis actual trae consigo".
"Animo a quienes tienen
responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del bien común de
los ciudadanos, proporcionando los medios e instrumentos necesarios para
permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las
circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades
cotidianas", reclamó en esa dirección
Antes de hacer el tradicional
pedido de paz por los conflictos actuales en el mundo, entre ellos Venezuela,
Yemen, Siria e Irak, el Papa aprovechó para dirigirse de pleno a la comunidad
internacional.
"Considerando las
circunstancias", pidió que "se relajen además las sanciones
internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios
ciudadanos una ayuda adecuada, y se afronten por parte de todos los países las
grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que
pesa en los presupuestos de aquellos más pobres".
Así, reclamó también que los
"hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias
de cada rincón del mundo, no se sientan solos".
"Procuremos que no les
falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando
muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la
posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria", convocó.
"Que la crisis que estamos
afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia
que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas", agregó luego, antes
de renovar su pedido para el cese del comercio de armas y para la protección
de"los numerosos migrantes y refugiados muchos de ellos son niños, que
viven en condiciones insoportables".
Antes de su mensaje, el Papa
celebró la misa de Pascua en la Basílica de San Pedro, acompañado por unos
pocos diáconos, el coro del lugar y los dos símbolos a los que les confió el
fin de la pandemia: la Virgen Salus Populi Romani y el crucifijo que según la
tradición católica salvó a Roma de la peste en el siglo XVI.